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martes, 19 de octubre de 2021

'EL OLVIDO QUE SEREMOS' DE HÉCTOR ABAD FACIOLINCE EN ADAPTACIÓN CINEMATOGRÁFICA DE FERNANDO TRUEBA

'El olvido que seremos' (2005) es la novela de base biográfica del activista, defensor de los derechos humanos, Dr. Héctor Abad Gómez (1921-1987) médico y profesor universitario colombiano, realizada a partir de la mirada y los recuerdos de su hijo Héctor Abad Faciolince años después de su trágica muerte en la ciudad de Medellín, en la calle Argentina, el 25 de agosto de 1987, a causa de un atentado terrorista. 

El título 

Empezaremos por el origen del título. En el momento de su muerte, el Dr. Abad llevaba en el bolsillo de su americana, manuscrito, el poema que el autor de la novela llama 'Epitafio', un soneto atribuido al poeta argentino José Luis Borges.

Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres y los que seremos.
 
Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el fin, la caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte y las endechas.
 
No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre;
pienso con esperanza en aquel hombre
 
que no sabrá quién fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo,
esta meditación es un consuelo.

Poema que ha ocasionado no pocas preocupaciones al hijo, cuando quiso recuperarlo, porque recordaba su existencia gracias al comentario hecho tiempo después en su diario, pero sin tener el original que en la tarde de su muerte, perdió a causa de lo poco significativo que era ante la magnitud de lo ocurrido. Héctor Abad Faciolince escribía el 31 agosto de  2009  en  'Letras Libres' Un poema en el bolsillo:   

Yo no me acuerdo ya del momento en que esta historia empieza para mí. Sé que fue el 25 de agosto de 1987, más o menos a las seis de la tarde, en la calle Argentina de Medellín, pero ya no me acuerdo bien del momento en que metí una mano en el bolsillo de un muerto y encontré un poema. En este caso tengo suerte; apunté en mi diario, aunque nunca pensé que lo fuera a olvidar, que había encontrado un poema en el bolsillo de mi padre muerto. Ese momento yo ya no lo recuerdo. Todo aquel que haya llevado un diario lo sabe: hay trozos de la vida perdidos en el recuerdo que, sin embargo, la escritura recobra con una nitidez que se parece mucho a la vida.

Aquel olvido y el posterior recuerdo ha llevado al autor alrededor del mundo para descubrir la autenticidad del poema y justificar las siglas de J.M.B., con las que está firmado, que sugerían fueran de Borges. Precisamente y a causa de esa falta de definición del autor, y por coherencia con su objetivo, necesitaba identificarlo y darle autenticidad; para evitar el olvido en que había caído un poema de tanto relieve: Con una profunda reflexión sobre la brevedad de la vida y la magnitud del olvido en el que inevitablemente todos hemos de caer. Héctor Abad Faciolince se implica un 'road movie' literario que bien merecería ser otro relato por su variedad de escenarios, complejidad narrativa, capacidad de camuflajes de los actores olvidos reales o falseados, matices intencionados y contradicciones contenidos. Podría decirse que se trata de un viaje metaléptico sobre el olvido o la fragilidad de la memoria y la capacidad de recrear por el bien propio.     

Bajo el título 'El olvido que seremos', nos encontramos con un profundo recuerdo, enfriado durante casi veinte años de reflexión, de una mirada que empezó no entendiendo, solo admirando y termina con un profundo dolor que no puede quedar impune, aunque los años lo contradigan. Es un relato intimista, sobre la memoria, y de base real; de gran belleza por la mirada amorosa con la que un hijo observa a su padre y recuerda lo que le supuso en su infancia y de su grandeza humana hacia él, Héctor hijo, hacia su madre y sus hermanas, así como para la profesión de médico donde atiende, sobre todo, a los más desfavorecidos de la ciudad. Novela publicada el año 2005, que ha sido de las más vendidas y leídas en Colombia y en otros paíse de América Latina. 

Se sitúan los hechos en Medellín, en el valle de la provincia montañosa de Antioquia, en Colombia, durante los convulsos años setenta y ochenta del siglo XX, y en los barrios marginales donde principalmente actúa el Dr. Héctor Abad Gómez.  

La ciudad está situada en el valle de Aburrá del que tomaba su nombre a principios del siglo XVII. Su desarrollo empezó en la parte sur de la ciudad, que ahora se llama El Poblado. En 1675 su nombre era Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín que en 1813 se reconoció como ciudad; poco después fue proclamada capital del departamento de Antioquia, después de que las dependencias de gobierno se trasladaran allí desde Santa Fe de Antioquia. Pronto el nombre fue sólo Medellín.

Los historiadores creen que muchos de los primeros colonos de Medellín eran judíos españoles que huían de la Inquisición. Estos primeros pobladores tenían poco interés en el contacto comercial con el exterior y con las regiones vecinas. Llegaron a ser conocidos como duros trabajadores con voluntad de independencia. A comienzos del siglo XX, la calidad de la producción del café de sus campos y la llegada del ferrocarril hizo que el país entrara en la economía mundial. Fueron activos reinversores de las ganancias en una naciente industria textil que continuó su progreso hasta la actualidad; y, además, de la elaboración de alimentos, producción de tabacos, acero, desarrollo de productos químicos, cemento, fabricación de muebles, maquinaria agrícola, etc. Cabe añadir que destacaba por ser una ciudad con excelentes servicios públicos y con los generadores eléctricos más eficientes del país. Esto convirtió a Medellín en la segunda zona industrial del país y líder en la industria textil en Sudamérica. 

Sin embargo, En la década de 1980, su espíritu emprendedor se cruzó con el submundo del Cartel de Medellín; Pablo Escobar (1949-1993) se alzó como rey de la cocaína, por lo que se cambiaría la fisonomía y la reputación de una gran ciudad y de su gente. El éxito de la droga en EE.UU. y en Europa fomentaron una industria sin igual que engendraba una violencia feroz basada en la codicia y en la corrupción y con un tasa de homicidios de la más altas del mundo. A principios de los años 1990, se produjo una situación crítica y al límite, social y económicamente. Con la ayuda de la Fuerzas Especiales y unidades tácticas de los Estados Unidos, se consiguió la captura de uno de los criminales más notorios, brutales y crueles del mundo, también de los más ricos y poderosos, Pablo Escobar. Su capacidad económica fue considerada la séptima en la lista de Forbes, en 1989. Fue perseguido y asesinado el 2 de diciembre de 1993. Medellín quedó profundamente marcada por ese hombre y ha trabajado arduamente y sigue en ello, para reconstruir su espíritu, su reputación y su buen nombre, adquirido en una larga historia de independencia. Es fundamental para esta ciudad deshacerse de su pasado y resurgir como una ciudad maravillosa, diversa y culturalmente rica que desea compartir su patrimonio con sus visitantes y viajeros. 

En aquellos años es cuando se producen muchas tragedias humanas por asesinatos indiscriminados de gran número de personas que luchaban por defender los derechos humanos, o simplemente por divergir de los carteles que en ese momento había; y, en ese momento, se produce también el asesinato de nuestro protagonista.  

Son varios grupos paramilitares, los que han sido acusados del asesinato al Dr. Abad,  porque Héctor Abad Gómez se convirtió en el sospechoso de varias organizaciones armadas por denuncias desde el Comité para la defensa de los Derechos Humanos de Antioquía, a causa de su programa de radio y sus escritos en El Colombiano. El abogado Luis Fernando Vélez amigo y colega ideológico fue asesinado a balazos El 25 de agosto de 1987. Abad Gómez fue alertado en su consultorio para que acudiera al velatorio de su amigo y le dedicara algunas palabras. Allí fue junto con su estudiante Leonardo Betancur y la mujer. Al llegar al edificio, Abad Gómez y Betancur fueron abordados y asesinados por un par de sicarios. Han pasado muchos años sin tener certeza de saber de qué mano fue el disparo material al Dr. Abad. En el 2012 un exjefe militar aseguró ante la fiscalía colombiana que Carlos Castaño se había confesado el autor material; parece que dirigía un grupo de operaciones paramilitares en la ciudad de Medellín, en contra de las células urbanas de las guerrillas de las FARC y el ELN. Murillo (Don Berna) justificó el asesinato  porque creía que Abad Gómez estaba vinculado ideológicamente con la guerrilla del EPL y que sus columnas afectaban a las Fuerzas Armadas, hacía el juego al EPL. Después se ha dudado de la veracidad de la declaración ya que se decía después de la muerte de Castaño,  lo que significaba liberar a otros, vivos, de la culpa. La Fiscalía General de la Nación declaraba en agosto de 2014 que el crimen había sido de lesa humanidad, perpetrado por el narcotráfico en complot con grupos paramilitares para evitar el acceso político de la Unión Patriótica. Posteriormente, en el 2015 la Fiscalía colombiana anunció como posible autor material del asesinato al ex paramilitar Manuel Salvador Ospina Cifuentes, alias «Móvil 5», hombre de confianza de los Castaño y que seguía delinquiendo. Ospina también fue acusado del asesinato de Carlos Castaño, por Sor Teresa Gómez, hermana de crianza de los Castaño. Ospina fue capturado en mayo de 2014. Por lo que puede verse, todavía quedan muchos claroscuros entre los ejecutores de su asesinato. 

La historia del Dr. Abad Gómez es la de un hombre generoso enamorado de su profesión como médico, dedicado a denunciar aquellas situaciones que perjudicaban a los más desfavorecidos o que no velaban por la salud de los ciudadanos. Impulsor de las vacunas infantiles, propulsor de la salud pública y por tanto de aguas depuradas y cloradas para proteger de la enfermedad. Fundador de la Escuela Nacional de Salud Pública, hoy Facultad Nacional de Salud Pública Héctor Abad Gómez de la Universidad de Antioquia. Su actuación tiene siempre un punto del líder reivindicativo que se acentúa cuando muere su hija al hacerse, menos activista,  más osados sus planteamientos y más político sin preocuparse por las consecuencias que pudieran tener, en una sociedad donde es amado y odiado casi con el mismo afán por las ideologías de derechas o izquierdas, dependiendo de la situación de cada momento. Acusado de marxista-leninista por los primeros y de tibio por los segundos, y no sentirse inscrito en ninguno de los dos bandos. Contradictorio en su propia vida personal: Ateo por convicción pero casado con la sobrina del obispo, profundamente religiosa, al igual que las costumbres que rigen en su casa, contra las que no se opone en ningún momento, aunque las critica, atendiendo a su punto de vista. En esta situación de ambivalencia juega durante la mayor parte de la vida que se relata.

Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia

En la década de 1960 y 1970, fue profesor de la facultad de medicina de la Universidad de Antioquia, en el departamento de medicina preventiva. Hasta su muerte, en 1987, seguiría siendo catedrático de salud pública de la misma universidad. En esos años,  con frecuencia es visto como un profesor incómodo al que, si pueden, le permiten alejarse a otras universidades o centros de investigación distantes para no interferir en los planteamientos más conservadores que allí imperaban. Estuvo en varios centros de otros países, en general asociados a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Trabajó en Manila (Filipinas) -en donde participó en la fundación de una escuela de salud pública- y en Yakarta (Indonesia). Fue profesor invitado de la UCLA, en Los Ángeles, EEUU. En 1978, con el Gobierno de Alfonso López Michelsen, fue ministro consejero en la Embajada de Colombia en México, además de otros cargos públicos. Era columnista de opinión  de distintos diarios como El Espectador, El Tiempo El Mundo, donde sus denuncias de las condiciones higiénicas y de vida de las comunidades marginadas en Colombia y su consiguiente prédica presentando ideas que en aquel momento parecían revolucionarias, o impracticables, le ocasionaron enemistades con colegas, compañeros de facultad y directivas  políticas de esa época.   

Casado con Cecilia Faciolince García, con quien tuvo cinco hijas: Mariluz, Clara Inés, Eva Victoria, Marta Cecilia -que falleció en 1972- y Sol Beatriz,  además de Héctor Joaquín, escritor que rememora la vida y muerte de su padre.

Querido por sus pacientes, odiado por los grupos extremistas que rechazaban cualquier atención a los más necesitados, y que calificaban de comunistas a todos aquellos que practicaban su apoyo.

En la finca La Inés. Héctor Abad Gómez con su esposa Cecilia y sus hijos Maryluz, Clara, Eva, Marta, Sol y Héctor. 
 Foto de 'El Hacedor de sueños', Blogger 
El autor y la obra
Héctor Abad Faciolince (H.A.F), actualmente un reconocido autor literario y columnista de prestigio,  es el quinto hijo de una familia numerosa, con cinco hermanas. Cuatro que le preceden y una que le sigue. 
En la casa vivían diez mujeres, un niño y un señor. Las mujeres eran Tata, que había sido la niñera de mi abuela, tenía casi cien años, y estaba medio sorda y medio ciega; dos muchachas del servicio —Emma y Teresa—; mis cinco hermanas —Mary luz, Clara, Eva, Marta, Sol—; mi mamá y una monja. El niño, yo, amaba al señor, su padre, sobre todas las cosas. Lo amaba más que a Dios. Un día tuve que escoger entre Dios y mi papá, y escogí a mi papá. Fue la primera discusión teológica de mi vida y la tuve con la hermanita Josefa, la monja que nos cuidaba a Sol y a mí, los hermanos menores. Si cierro los ojos puedo oír su voz recia, gruesa, enfrentada a mi voz infantil.

El admira a su padre por encima de todas las cosas y a su vez, su padre le aprueba casi todas sus decisiones, mientras sean acordes con unas normas de paz, respeto a los demás y educación. Su años van pasando entre colegio, lectura y observación de su entorno, sobre todo de las actitudes y manera de entender la vida que su padre le ofrece. Padre que a su vez es amado por la familia y de forma muy significativa por su mujer que tiene unos planteamientos vitales opuestamente realistas al idealismo de D. Héctor padre, que les permite tener una vida de clase media ajustada pero relativamente confortable. 

‘Carta a una sombra’ (2015), del que mostramos un trailer, es un documental  colombiano dirigido por Daniela Abad y Miguel Salazar. A partir de la historia del libro de H.A.F. toma  historias íntimas de la familia Abad, señala la violencia de la nación colombiana en las décadas de 1980 y 1990. La película ganó el premio del público y el premio especial del jurado en la edición No. 55 del Festival Internacional de Cine de Cartagena en 2015.

 

En él, y a modo de metalepsis, el autor hace una rememoración de las razones por las cuales se vio impulsado a escribir el relato biográfico publicado años antes, que sirvió de inspiración para el desarrollo del documental. 

Este preámbulo a los primeros años de H.A.F. es por la relevancia que tuvieron para él  y el impulso que fue para crear la obra que presentamos que no es más que la consecuencia de una vida junto a un padre querido, admirado, de grandes cualidades humanas y profesionales que producen deslumbramiento en su hijo que, con dotes para hacerlo, muestra al mundo quién merece no caer en el olvido, después de una muerte violenta e injusta.

La obra consta de catorce capítulos que a su vez integran subapartados numerados hasta un número de 42, repartidos de forma desigual. 

  • Un niño de la mano de su padre: 6 subcapítulos. Descripción de la primera infancia y su gusto por explicar el trato que tienen con él en casa. Sobre todo su permisivo padre. 
  • Un médico contra el dolor y el fanatismo: 6 subcapítulos. Actuación del Dr. H. Abad como profesor universitario, médico social, visitador hospitalario, velador por la salud pública con exigencia de agua potable, leche de calidad, necesidad de vacunar a los niños; asimismo, como investigador que tiene el laboratorio en la propia calle y el rechazo que produce su apostolado,  entre sus colegas y para la propia iglesia, por su filosofía laica. Por otra parte, muestra el origen antitético de su madre, sobrina del arzobispo de Medellín y que se ha criado en el palacio arzobispal. Arzobispo que firma, medio inconsciente, un alegato contra las actuaciones del Dr. Abad. Se cuenta la contradicción entre el ateísmo del padre y la religiosidad de la madre y cómo así,  conviven perfectamente  en la casa., incluso con una cuidadora que es monja. Asimismo se señala la capacidad emprendedora de la madre y de su capacidad de explotar sus habilidades de mecanógrafa y taquígrafa para montar una oficina administrativa que será una referencia en la ciudad.  
  • Guerras de religión y antídoto ilustrado: 4 subcapítulos. Se desarrolla más la contradicción religiosa de la casa entre su padre y madre que tenía el antecedente de la abuela. A pesar del peso que ejercía sobre ella la iglesia, su comportamiento fue el de una mujer liberal, participante de los movimientos sufragistas, que siguió Dña. Cecilia, la madre que a pesar de no ser una teórica del feminismo lo practicó toda su vida de forma práctica, imponiéndose al idealismo y carácter patriarcal de D. Héctor que también contaba con una tradición familiar heterodoxa. Estas contradicciones entre la tradición más conservadora y la la Ilustración Jacobina, seguía en la familia, de manera que el propio  Héctor hijo termina su educación secundaria en un colegio del Opus Dei donde tenían un tío que les facilitó la entrada después de negarse los jesuitas a admitirlo por la aureola revolucionaria de su familia. Situación admitida por su padre por la decadencia de la Educación Pública de los años sesenta y setenta en Colombia. De esa experiencia, a pesar de todas las dificultades que tenía el colegio de los Alcázares, le concede la capacidad de tener el 'rigor de la lógica aristotélica' con un acceso a las verdades de la fe por la razón, siguiendo  a Santo Tomás de aquino. 
  • Viajes a Oriente: 3 subcapítulos. Se explican los enfrentamientos con los conservadores de la directiva universitaria, durante los años sesenta y setenta; por ser considerado un izquierdista pernicioso para los alumnos, peligroso para la sociedad y librepensador para la iglesia, lo que supone largas ausencias del padre en otros países como Singapur, Malasia,  Filipinas, etc. Ausencias que eran un respiro para la universidad  y para él, que se acababa con su retorno. Ausencia que significaba una larga agonía para la familia y sobre todo para Héctor hijo que relata con gran pesar, porque además de el abandono en el que se sentía por la distancia, se hacía sentir la presión de la familia de su madre hacia la línea super religiosa de la que su padre le protegía permanentemente.   
  • Años felices: 6 subcapítulos. Sigue el relato marcando las diferencias da carácter, de actitud, de manera de pensar y modo de actuar de su padre y de su madre y del milagro que supone que esa antítesis hiciera una conjunción perfecta para amarse y ser felices. Ambos son conscientes de mundo en el que viven que les impidió desarrollarse con coherencia y que propició muchas contradicciones también en ellos mismos. Se relatan épocas de cierta estabilidad que permiten a su padre desarrollar la creatividad y el ingenio que tenía y ser reconocido por parte de su entorno en el trabajo que realiza. También, Héctor hijo va creciendo y ve que sus veleidades o inseguridades nunca son sancionadas sino consideradas por su padre como el preludio de otro mejor momento. 
  • La muerte de Marta: 4 subcapítulos. Es el capítulo más duro, escrito con el reflejo del dolor insoportable que van sufriendo. Es en diciembre de 1972; el primer golpe terrible y bien injusto en esta familia. Con la enfermedad de un melanoma en una niña de dieciséis años, que era un rayo de luz, cantaba, bailaba, tenía gran alegría y se moría, sin solución posible en cuatro meses, a pesar de todos los intentos médicos que en aquel momento se podían llevar a cabo. Con un dolor que supuso para todos, un inevitable profundo cambio de sus actitudes vitales. 
  • Dos entierros: 2 subcapítulos. Se reúnen aquí los actos religiosos con motivo de los funerales de Marta y de el Dr. Héctor Abad con la celebración litúrgica por parte del obispo, primo hermano de Dña. Cecilia y quince años después, los del padre, en la misma iglesia de Santa Teresa con conflictos entre la iglesia y el honor que querían negar al difunto, por haberse declarado públicamente ateo y comunista. Después de varias trabas insoportables, por la situación en la que se había producido su muerte, con la influencia de otro sacerdote del Opus Dei, familia del D. Héctor, se consigue poder celebrar la misa,  que el obispado había impuesto fuera sin música, mandato que finalmente tampoco se siguió porque pronto llegaron los muchos que le estimaban y  hubo cantos espontáneos de los participantes espontáneos, presentes en el acto, lo que mostraba la profunda tristeza sentida por muchos.  
  • Años de lucha: 1 subcapítulo. Se produce un flashback en el relato que se sitúa en el tiempo posterior a la muerte de la niña y al dolor insufrible que siente la familia con el consiguiente deseo de venganza justiciera; por lo que crece el compromiso social del Dr. Héctor con todo lo que supone negación de derechos, sin reparar en las repercusiones negativas que podían tener sus actos reivindicativos, porque ahora se siente más liberado de su compromiso paternal con su familia; sus hijos han crecido y ya no tienen su dependencia  económica. En esos momento, años 1973-1974, la situación política se complica; en la universidad hay problemas; por parte de las autoridades se cometen muchas injusticias. Nuestro profesor encabeza huelgas, manifiestos, enfrentamientos. El ejército ocupa la Universidad, hay destituciones del profesorado.  
  • Accidentes de carretera: 2 subcapítulos. Con el recuerdo de un accidente de automóvil en el que conducía Héctor hijo y el consiguiente atropello a una señora, con la sanción impuesta de ir, o a la cárcel, o al manicomio como pena. La elección es del manicomio; ve lo que es aquello y pide a su padre que lo rescate. Dado que la accidentada mejoraba, como indemnización por los daños que había sufrido, Dña. Cecilia procura trabajo a sus hijos, lo que hizo cambiar el dolor y el enfado, por agradecimiento. Narra otro incidente, a propósito de la marcha  de su padre al extranjero, el año 1978, con el chico de 19 años; aprovecha la larga estancia de su padre en México,  para  pasar el tiempo sin hacer más que leer, pasear y recrearse.  
  • Derecho y humano: 2 subcapítulos. Año 1982. Jubilación del Dr. Abad por cumplir los 60 años, con gran consternación por su parte al considerar que se trata de una decisión injusta,  por todas sus aportaciones a la cátedra, ejercidas durante 25 años, a más de otros anteriores también dedicados a la universidad. Sentía que aquel era su momento de esplendor, cuando podía aportar más a sus estudiantes, por la experiencia acumulada. Expulsado sin remedio, dedicará sus horas y sus días a cultivar rosas, a leer y a estar con sus nietos. Dos años después, la Universidad vuelve a llamarle, pero solo para actividades puntuales, conferencias, seminarios. Él acepta, pero con la condición de desarrollarlos fuera de las aulas, por lo que visitaba cárceles, hospitales, etc., con todas sus miserias y comprueba que el peor de los males del momento era la violencia política que les rodeaba y para lo que no servían las vacunas, sino hablar, denunciar, escribir señalar donde se producían los males y exigir de las autoridades que hicieran lo necesario para terminar con aquella plaga. Era muy radical al expresar la necesidad de tener una sociedad más justa y menos discriminadora que la colombiana, pero sin violencia, solo con la palabra, desde un ángulo humanista. Desde su jubilación y hasta su asesinato en 1987 dedicó todos sus esfuerzos a trabajar en el comité por la Defensa de los Derechos Humanos que presidía, con todo los medios que tenía a su alcance. Fueron  unos años en los que se produjeron masacres, asesinatos y torturas por doquier. Fue el momento en el que aceptó el reto de presentarse a las elecciones a la alcaldía de Medellín; y el momento en el que empezó a saber que su vida estaba en peligro por ser acusado de peligroso comunista. Sus denuncias enfurecían al Ejército y a una parte de los funcionarios del Gobierno. No siempre acertó en sus juicios y en ocasiones fue manipulado por los que tenían pretensiones que no encajaban con las del Dr. Abad.    
  • Abrir los cajones: 1 subcapítulo. Es una reflexión en los días posteriores al asesinato y entierro del doctor con los sentimientos dolorosísimos de su su familia, y de forma específica mostrado por su hijo ante todo lo que va encontrando: ropa ensangrentada del momento de su muerte, escritos, notas, pensamientos íntimos. Es cuando recuerda la película 'Muerte en Venecia' de Visconti. Un encuentro con los sentimiento más escondidos y una valoración de la belleza por encima de todo.   
  • Cómo se viene la muerte: 3 subcapítulos. Con la rememoración de los clásicos españoles que evocan la muerte, como la de Jorge Manrique, ´Coplas por la muerte de su padre' que sirve para dar entrada a este capítulo en el que se relata, de forma emotiva el último día de su padre, el 25 de agosto de 1987, con los pasos y circuitos recorridos y recordando que no era una situación que le pillara por sorpresa porque la evocaba con frecuencia señalando que estaba a punto y no temía morir, sin querer para nada una muerte tan cruenta como la que luego tuvo, él y su discípulo Leonardo Betancur, que le acompañaba. Había recibido poco antes el aviso de una lista negra en la que el doctor figuraba entre otros. Es, después del asesinato, cuando se encuentra manuscrito el poema 'Epitafio' "Ya somos el olvido que seremos...", probablemente de J.L. Borges.   
  • El exilio de los amigos: 1 subcapítulo es un relato de los tiempos posteriores a la muerte del doctor en los que asesinaron a otros colegas con los que mantenía vínculos de amistad e ideología. Fue la señal de alarma de que Héctor Abad Faciolince no podía permanecer por más tiempo en Medellín, ni en Colombia porque los riesgos de ser asesinado también, eran muy grandes. El 17 de diciembre salió sin tomar más que una pequeña bolsa con lo imprescindible, escondido en Cartagena para, con paso por Panamá, llegar a Madrid el 25 diciembre, día de Navidad, donde le recoge Alberto Aguirre, compatriota que llevaba tres años en España y que vivía en una condiciones deplorables físicas y mentales. Como otros, había huido para evitar un asesinato violento, aunque no tuviera nada al otro lado del Océano.    
  • El olvido: 1 subcapítulo. Un epílogo precioso en el que muestra la importancia de las palabras para conseguir evitar algo, el olvido que seremos.

El conjunto es el deseado recuerdo a una persona buena, Héctor Abad Gómez, con sus defectos, pero con muchas virtudes; que amó a su mujer, a sus hijas e hijo,  a sus pacientes y a su  pueblo; que no se calló ante lo que consideraba que era injusto o lesivo para los intereses o salud de su entorno, como persona o como sociedad, y que murió por muerte violenta; de forma absolutamente injusta, con voluntad dolosa y de manera cruel.  

El texto está redactado a modo de narración de memorias, en primera persona con pocos diálogos; con un lenguaje muy cercano y familiar que nos coloca en el punto de vista del narrador y fomenta gran simpatía tanto por el protagonista como por toda la familia, desde el primer momento. Con capítulos que avanzan y retroceden en la historia de la que da muchos detalles, y nombres de personaje reales, de cada momento.

El flashback aparentemente redundante pretende aclarar o precisar aspectos que parece se hubieran hurtado antes. Aparece en todo el relato, menos significada, Dña. Cecilia la  esposa y madre que, de hecho, es el bastión de la familia, como guía y porque permite llegar donde económicamente no hubieran podido, solo con el menguado sueldo de profesor con un núcleo tan numeroso como el de los miembros que la componen. Cecilia gestiona con habilidad: trabajo, familia y emociones; muchas por los reiterativos sobresaltos en los que la actividad política del marido le implican a causa del entorno social en el que se mueve, donde siempre es considerado como alguien fuera de la norma política imperante al situarse más a la derecha o a la izquierda de los que gobiernan. El propio Abad dice que se le considera marxista cuando nunca ha leído a Marx o conservador cuando él lucha por salvar la libertad. Él se considera solo un médico y por tanto solo está del lado de la vida.

El narrador es un testigo presencial de todo cuanto se cuenta con momentos en los que participa y otros  en el que es únicamente un observador de los hechos. A pesar de la dureza de muchas situaciones, suele hacerlo, tal y como lo pretendió el autor, con la distancia que suponen al menos veinte años, de todo lo que se cuenta, con el consiguiente enfriamiento de lo acaecido por el tiempo transcurrido. Justamente, la narración pretende ser el no al olvido de lo que inevitablemente cada vez se puede recordar haciendo un mayor esfuerzo. 

La película 
La biografía del Dr. Abad y la obra escrita por su hijo, tiene ahora un nuevo reconocimiento gracias a la magnífica versión cinematográfica de Fernando Trueba 'El olvido que seremos' (2020) hecha en Colombia, con guion de David Trueba. Ha sabido mantener el tono de la obra literaria dándole un ritmo en el que encaja los elementos dispuestos de manera, en ocasiones, diversa al original pero con muy buen resultado.Trueba ha querido mostrar un héroe de verdad, no de aquellos que van trepando o haciendo hechos insólitos, sino un hombre normal que fue extraordinario y por eso molestó hasta ser insoportable y querer acabar con él. 


La voz del narrador es, ahora, la mirada del niño Héctor; interpretada por el joven actor Nicolás Reyes que con sus ojos, nos da su percepción de lo que ocurre. Es una mirada atenta a un padre que adora y que es, a su vez, querido y muy tenido en cuenta por él. Está casi permanentemente en la pantalla, actuando con gran naturalidad y haciéndose un niño también querido por el espectador. 

Por supuesto le acompaña el que es el actor principal del relato el sujeto de la acción, el que mueve la historia y que gira a su alrededor el Dr. Héctor Abad Gómez está interpretado por un Javier Cámara en estado de gracia; que se siente muy cómodo con ese excelente papel que le ha tocado y que borda, con un acento colombiano muy convincente y actuación muy veraz. La tercera interpretación que hemos de señalar, que a efectos del interior de la historia ha sido el motor que permitió ejercer de líder durante su vida, es la de Dña. Cecilia Faciolince, interpretada por Patricia Tamayo  que también le da el tono de la personalidad imaginada, de la real. Capaz de ser dirigente de su casa y del negocio, templada y enérgica ante una familia numerosa como la que tienen. De hecho, todos los personajes que aparecen tienen gran credibilidad. Destaca Marta con su guitarra capaz de reunir la familia una y otra vez. 
  
Un acierto de la narración es el doble juego de representación, en blanco y negro el recuerdo adulto del narrador, y en color todo aquello que nos remite a la infancia, con una escenografía capaz de hacernos sentir dentro de ambientes perfectamente creíbles, tanto en los exteriores,  como en los cuidados interiores de casa, hospital, jardines, comidas, encuentros. Se ve el papel preponderante de la iglesia con sus fastos e influencia en la familia. El doctor ateo comiendo amistosamente con el obispo, por ejemplo, o la religiosa que hace de niñera en su casa para poder manejarse con una familia tan numerosa. Todo convive con gran soltura y naturalidad. La escenografía tiene gran belleza y minuciosidad. Con planos generales conjuntos o medios expresivos de las situaciones y sentimientos que se plantean, 
Me parece innecesario el final, en el que en flashback Héctor Abad Faciolince vuelve al Torino (Italia) de 1983 del principio, sin motivo que añadir, con un enfoque ligeramente diverso: Como si allí hubiera sido el principio de todo. 

Se ve, en la fotografía que sigue, la armonía y entendimiento en el que se han encontrado y han construido la historia que tenemos, el autor y el director. Creo que en imagen oculta está el guionista David Trueba capaz de reescribir el relato con gran respeto por la obra literaria pero con pequeñas modificaciones organizativas que, si cabe, le dan más coherencia y sentido de progresión.  
Héctor Abad Faciolince y Fernando Trueba, en el ‘Hay Festiva’l. Daniel Mordzinski.

La música de Zbigniew Preisner, músico polaco creador de numerosas bandas sonoras para cine. Que con frecuencia pasa desapercibida lo que le otorga una cualidad impagable. Además, la película  contiene en su banda una pieza de los Rolling Stones. Se trata de «Ruby Tuesday«, tema lanzado en 1967 compuesto por Keith Richards y Brian Jones (miembro fundador) que llegó a ser No.1 en Estados Unidos y No.3 en Inglaterra y años más tarde entraba al Top 500 de los mejores temas de la historia con el puesto No.303. 

La película ha recibido numerosos premios:
  • 2020: Premios Goya: Mejor película iberoamericana
  • 2020: Festival de San Sebastián: Sección oficial (Fuera de concurso - Clausura)
  • 2020: Premios Forqué: Nominada a Mejor película latinoamericana
  • 2020: Premios Ariel: Nominada a mejor película iberoamericana
  • 2021: 5 Premios Platino: Mejor película, director, guion, dir. arte y actor (Cámara)
Puede verse la película completa en Netflix 

Audiolibro 

Sugerencias didácticas 

I. Observar y comprender:
Si antes no se ha tenido en cuenta, se recomienda conocer el espacio y al tiempo en el que se desarrolla el relato para situarlo mejor en su contexto. Colombia años 1970 y 1980 . Medellín,  Héctor Abad Faciolince .   
  • Lectura del poema que da título al libro ¿Qué sugiere? ¿Qué se espera con su lectura? ¿Qué formación métrica tiene? 
  • La lectura del relato biográfico  ‘El olvido que seremos’ es emotiva y puede sea de  interés  para jóvenes de Bachillerato o estudiantes jóvenes y adultos de español como Lengua Extranjera en un nivel avanzado, porque pueden entender a los personajes y valorar sus comportamientos.
  • Después del acercamiento a la obra literaria, se verá la película que, desde otra mirada, permitirá entender mejor los temas tratados en la novela: el comportamiento de los personajes y sus diferencias, lo que permite hacer comparaciones.
  • Se identificarán los espacios en los que se centra la historia.  Aunque no se citen más que por el hecho real que ocurrió. 
  • Los jóvenes de los años setenta y ochenta del siglo XX, ¿cómo se comportan?, ¿de qué vivían, en qué trabajan? ¿cómo se divertían? ¿Eran muy distintos de los actuales?
  • La historia está explicada, ¿en 1ª, 2ª o 3ª persona gramatical? ¿Participa de la historia quién la narra o muestra lo que han vivido otros? ¿Quién da su punto de vista en el relato? ¿Hay un o una protagonista clara y antagonista? 
  • ¿Qué circunstancias rodean a doctor Abad, al principio?, ¿y con el paso del tiempo? ¿Cómo es y se comporta? ¿Es siempre igual o su personalidad se va transformando?  ¿Su actuación es la de un hombre actual en relación a su pareja, a sus hijos, a sus amigos, a la sociedad que le rodea? ¿Cómo se viste en la película? ¿Tienen algo que ver los colores de sus vestidos con sus estados de ánimo? ¿Qué trabajos desempeña? ¿Cómo se puede describir, resaltando sus virtudes y defectos? ¿En la película tiene una buena representación? ¿Qué relación tiene con sus hijos? ¿Con su mujer? ¿Con sus discípulos? ¿Tiene el mismo comportamiento con al final de la historia?, ¿Qué te parece su evolución, es lógica?
  • ¿Cómo es y actúa el Dña Cecilia Faciolince? ¿En qué detalles nos fijamos para calificar su carácter, sus virtudes y sus defectos?. Pueden enumerarse los calificativos, de acuerdo a lo que corresponda: ¿En qué trabaja? ¿Qué profesión tiene? ¿Cómo se le puede describir? ¿En la película tiene una buena representación?
  • ¿Qué papel tiene Héctor hijo? ¿Cómo se comporta como narrador? Es coherente entre su actuación como niño y como adulto?
II Relacionar y reflexionar.
¿Es realista el comienzo de la historia?
¿En la vida real, se producen circunstancias sociales y personales similares a las que se explican?
¿Qué juicio merecen los personajes de la historia?
¿Y el narrador?
¿El final es lógico, de acuerdo al desarrollo de los hechos?
¿Qué conclusiones generales se pueden extraer?
¿Después de la lectura completa y/o de la visión de la película, el título que tiene con el poema de Borges en el que se inspira, tiene sentido?
              
III Aplicar.
La presentación de la película servirá para motivar su visión y luego establecer un debate o fórum. Puede hacerse una breve alusión a:
  • El director
  • Los actores
  • Los personajes
  • El espacio y el tiempo en que se presenta la ficción
  • La fotografía
  • La música.
Después de ver la película, pueden ser los espectadores quienes empiecen a opinar sobre lo que han visto.
Resumen de los elementos más importantes.
  • ¿Qué es lo que más les ha impactado?
  • Importancia concedida a los aspectos estéticos: la imagen, la acción de los personajes.
  • ¿Qué papel juega la música en la película?
  • ¿Qué emociones suscita la historia?
  • ¿Qué valores se destacan?
  • ¿Qué se denuncia?
  • ¿Cómo se conectan a la película amor, humor y horror?
  • ¿Se presenta una situación lógica?
  • ¿Qué pretende mostrar la historia relatada?
  • ¿La historia es optimista o pesimista? 
IV Actividades específicas
Estos elementos sugieren una serie de actividades didácticas que permiten una mejor interpretación del mensaje. Pero para proponer actividades específicas, estableceremos una cierta ordenación del proceso. 
  • Lectura de la novela y visión de la película.
  • Interpretar el significado de algunas secuencias de la película con respecto a su representación en la novela.
  • Identificar la época histórica que se relata y su representación cinematográfica.
  • Identificar el lugar geográfico en que se desarrollan los hechos.
  • Evaluar de los elementos éticos de la historia.
  • Elementos de la historia que invitan al desarrollo de la imaginación y la creatividad: ¿El espacio?  ¿El tiempo? ¿La actuación de los personajes?
  • ¿Qué aspectos de la historia motivan a una actuación emotiva de los personajes?
Para saber más