Se dice, en buena parte de los comentarios, que el más popular de los cuentos infantiles ha querido dejar de ser para niñas y niños de cinco años y aspira a tener colas de adolescentes en los cines. El punto de vista es discutible porque el relato tradicional tiene elementos de tanta o más dureza que los contemplados en la película, aunque las adaptaciones sucesivas lo hayan edulcorado hasta límites que lo hacen irreconocible.
Bien, vayamos por partes. En la segunda semana del estreno en España la película ha conseguido una cuota de pantalla de casi 1.000.000 espectadores, lo que corresponde a un éxito notable. Es un film atractivo, con triángulo amoroso, trufado con situaciones de tensión y de sorpresas; que recurre al mito, a las tradiciones folklóricas y a su significado, para dar sentido al relato. Por tanto, el conjunto preconiza éxitos y reconocimientos.
TÍTULO
CAPERUCITA ROJA (RED RIDING HOOD)
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Género: Fantástico. Terror
País y Año: EE.UU. - 2011 Dirección: Catherine Hardwicke. . . Guion: David Johnson. . . Reparto principal:
Fotografía: Mandy Walker. .
Música: Alex Heffes, Brian Reitzell Producción: Leonardo DiCaprio.Alex Mace. Michael Ireland. Duración: 100 minutos |
La película
El relato cinematográfico está
dirigido por Catherine Hardwicke, también la directora de Twilight:
(Crepúsculo). Ahora nos sitúa en el pequeño pueblo de Daggerhorn, un
imaginario lugar en medio de un frondoso bosque. Sus pobladores viven aterrados
por la presencia de un peligroso lobo. La bella protagonista Valerie (Amanda
Seyfried) -con una identificativa y espectacular capa roja, con caperuza, regalo de su abuela- está enamorada de un
chico más bien retraído, Peter (Shiloh Fernández), leñador huérfano y no muy
bien visto por sus vecinos, con el que le une gran amistad desde la infancia;
pero sus padres Césaire (Billy Burke) y Suzette (Virginia Madsen) han dispuesto
su matrimonio con el adinerado Henry (Max Irons), hijo de Adrian Lazar (Michael
Shanks), también del pueblo, para poder pagar una deuda que tienen contraída
con ellos y del que, sin embargo, está enamorada su hermana Lucy, por lo que el
amor de la pareja no resultará fácil. Ante la perspectiva de que han de
separarse, Valerie y Peter planean fugarse juntos, pero la hermana de Valerie
es asesinada por el temido lobo que vive en el oscuro bosque cercano, y la
tragedia cambia el curso de los acontecimientos. Desde hace años el pueblo ha
intentado contentar a la fiera con el sacrificio de animales, pero en esta
ocasión, con la última luna llena roja han aumentado sus exigencias y ha pasado
al sacrificio de humanos. Los lugareños
están aterrorizados y deseosos de acabar con el animal asesino; van al bosque
con varios hombres para cazarlo, entre ellos Adrián, el padre de Henry, que es
asesinado por el bicho, en uno de los ataques. Suzette la madre de Valerie
participa en el amortajamiento para su entierro. En esa situación, en medio de
la tensión y el dolor por la desgracia, la chica descubre que su madre tuvo un
romance con Adrian, y que Lucy es, en realidad, hija suya, y por tanto hermana
de Henry, razón que explica que no pudieran casarse, aunque estuviera
enamorada. Valerie descubre que su padre Césaire también lo sabe.
Un experimentado cazador, el
padre Salomon (Gary Oldman), es reclamado por la comunidad para dar muerte al
lobo y terminar con los problemas que ocasiona. Su llegada tiene consecuencias
imprevistas ya que alerta al animal, y adopta forma humana durante el día -es
un licántropo- por lo que cualquiera de los vecinos podría serlo, lo que
produce un pánico generalizado con sospechas de todos hacia todos. Salomon señala que
sólo podrán darle muerte con un objeto cortante de plata.
Mientras celebran una fiesta en una noche de luna llena, roja, llega el lobo
que hiere y mata a varios de los participantes. Todos los que han sido mordidos
por el animal también están malditos, por lo que, si siguen viviendo, se
convertirán en lobo, las noches de luna llena. Para evitar más desgracias se
empieza a matar a los heridos. Valerie
sospecha que el hombre-lobo
podría ser alguien a quien ella ama. A medida que el pánico se extiende por el
lugar, la joven descubre que es capaz de
entender a la bestia, a la que le une un vínculo inexplicable que le
acerca sin temerlo para escudriñarlo y
así averiguar quién hay detrás de esa apariencia de lobo; lo que la convierte,
tanto en sospechosa, como en posible rehén. Se van complicando las cosas con
gran aumento de la tensión, hasta que una serie de circunstancias, que no
vamos desvelar, permiten un final relativamente feliz. El desarrollo de la historia tiene un ritmo ágil que permite el paso del tiempo sin sentir: por el guión, la tensión del relato, la buena actuación de los personajes y la belleza plástica de los escenarios.
Al inicio, sorprende el imaginario pueblo alpino de Daggerhorn por sus casas y su entorno; casas de madera, construidas en un claro del bosque.
Espacios boscosos circundan al pueblo, con nieve que se desliza sobre las ramas de los árboles en un blanco suelo nevado. De día, se filtran tenues rayos de sol, a contraluz, por entre coníferas de gran altura: píceas, abetos, alerces, castaños, pinos, abedules, musgos, helechos, etc. Por la noche, la luz de las hogueras les acompaña en el exterior, y la luz de velas en los interiores de los hogares. El conjunto predispone a la ensoñación y al desarrollo de cualquier situación misteriosa.
El cuento de la Caperucita Roja
El título de la película nos remite al cuento tradicional del que toma algunos motivos del esquema, pero con un entramado mucho más complejo e historias secundarias de relleno.
Aunque el cuento tradicional tiene muchas versiones, también anteriores a la del académico francés Charles Perrault, nos acercamos a la suya, Le Petit Chaperon Rouge, dentro de Les Histoires et contes du temps passé avec des moralités, ou Contes de ma Mère l’Oy publicadas en 1697, que es la primera que lo fijó por escrito y que tampoco pretendía ser un cuento para los más pequeños. Empieza como ya sabemos. El lobo, después de averiguar la dirección de la casa de la abuela, a donde se dirige Caperucita, corre, se le anticipa y se come a la abuela sin miramientos; se mete en su cama, espera la llegada de la niña a la que invita a que se desnude y se acueste con él. Ya en la cama, después del ritual en el que Caperucita observa y comenta la magnitud de diversas partes de su cuerpo, se la come. Colorín colorado...No podemos decir que se trate de una historia fácil, ni que tenga final feliz, aunque con frecuencia se haya presentado como relato ingenuo, atendiendo sólo a una interpretación naíf. Si llegamos al final, la moraleja censura a las chicas con desparpajo, que por tanto, pueden ser presa fácil de desaprensivos, representados por el lobo como metáfora de maldad.
Aquí vemos que la adolescencia,
en especial las señoritas,
no deben a cualquiera oír con complacencia,
y no resulta causa de extrañeza
ver que muchas del lobo son la presa.
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña,
silenciosos, sin odio ni amargura,
que en secreto, pacientes, con dulzura
van a la siga de las damiselas
hasta las casas y en las callejuelas;
más, bien sabemos que los zalameros
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.
Si recurrimos a la versión de los hermanos Grimm, los folkloristas alemanes Jacob Grimm y Wilhelm Grimm, el cuento-recogido en Kinder- und Hausmärchen (Cuentos para la infancia y el hogar), publicados en dos volúmenes entre los años 1812 y 1815-, tiene un recorrido semejante, con algunas variantes y un final feliz del que el otro adolece. Un cazador que está persiguiendo al lobo y pasa fortuitamente por la casa, se lo encuentra en la cama de la abuela dormido profundamente, después de haberse dado un festín gastronómico intergeneracional. Temiendo el cazador que tal modorra sea producto de una digestión pesada, le practica una cesárea para ver el contenido de su panza. Con gran sorpresa aparecen la abuela y la nieta, vivas y sin apenas secuelas. Caperucita ayuda al hombre a culminar la operación, metiendo piedras en la tripa del lobo. Al despertarse, el peso vence al animal y se da un golpe que termina con su vida.
Como ya hemos señalado, aunque la película sigue esquemáticamente al cuento, desarrolla temas secundarios que la convierten en un largometraje para jóvenes y adultos. Sigue al cuento, con el mismo tipo de protagonista, Caperucita, aunque ahora la muchacha es mucho mayor que en el original; va al bosque, pero, en la primera ocasión no se encuentra con el lobo, visita a la abuela, posteriormente, mantiene una conversación con el animal -de mayor complejidad-, se le da muerte y se le introducen piedras en el vientre, también con variantes, etc. Pero, vale la pena analizar y comparar las diferencias entre los relatos tradicionales y la película, porque enriquecen la historia con ponderación y belleza. Trata el contenido del cuento clásico, se reconoce perfectamente, pero sin ajustarse ni a la versión de Perrault ni a la de Grimm, aunque contemple lo fundamental de ambas.
Una versión oscura y escalofriante de Caperucita Roja:
Los elementos míticos del relato cinematográfico
Es interesante adentrarse en el significado de los personajes, animales y objetos contenidos en el cuento de hadas porque aportan un sentido, transmitido de forma sistemática de generación en generación por medio de la literatura folklórica aunque luego los relatos hayan perdido, con las adaptaciones parte del mensaje inicial. Los temas giran en torno a un héroe o heroína que sufren angustias y tienen que enfrentarse a grandes poderes. Para vencerlos suelen ser ayudados por fuerzas sobrenaturales y objetos mágicos, con lo que la a ventura trasciende de lo natural a lo sobrenatural. Cobrando un carácter místico, con final feliz, como enseñanza esotérica que muestra que como única felicidad posible está la superación de obstáculos que cada uno tiene dentro de sí y es capaz de vencer.
La película que comentamos ha sabido mantener algunos elementos de los que me parece de interés hacer un somero análisis, porque permiten relacionarla con el folklore de los cuentos clásicos y con el valor simbólico que la tradición les ha atribuido. Tiene muchos, no vamos a tratarlos todos. Casi es imposible. Diferentes autores: Gilbert Durand, Marc Soriano, Propp, Bettelheim, etc., nos ofrecen análisis desde puntos de vista variados, que nos permiten aumentar los posibles estudios de los elementos simbólicos.
Citaremos algunos:
El bosque: Es un lugar de perfeccionamiento y
purificación, también de misterio y de peligro donde viven ogros, brujas,
gigantes, enanos, dragones y por supuesto, lobos.
La
cabaña del bosque: Está
generalmente en la frontera. Dentro suele estar la maga o la bruja. Cuando
llega el o la protagonista se le da de comer. La comida tiene un carácter
simbólico y ritual. La donación del medio mágico ocurre inmediatamente después
de la comida.
El
fuego: Desde el
momento en el que el hombre primitivo descubrió el fuego como elemento con el
que pudo vencer la oscuridad y el frío, la humanidad se ha sentido
fascinada por la fuerza y el poder del fuego.
El
hombre lobo:Para
la imaginación occidental el lobo es el animal feroz por excelencia y la licantropía
la facultadpara que hombres, no tanto mujeres tengan la capacidad de
convertirse en hombres lobo.
La
luna llena: Se
considera que el influjo de la Luna condicione nuestro sistema nervioso.
Locos, epilépticos y neuróticos están realmente más agitados en los días de
Luna llena, mientras que la siniestra figura del “Iobizón” se presenta
precisamente en esta fase lunar, que parece tener el poder de desencadenar el
instinto más cruel en lugar de la razón. En tiempos de griegos y romanos,
se creía que algunos hombres podían trasformarse en animales y que, en las
noches de Luna llena, otros se trasformaban en lobos a causa de prácticas
mágicas negativas o por efecto de entidades malignas que se adueñaban de su
voluntad.
El color rojo: Simboliza sangre, fuego, calor,
revolución, alegría, acción, pasión, fuerza, disputa, desconfianza, destrucción
e impulso, asimismo crueldad y rabia. Es el color de los maniáticos y de
marte, y también el de los generales y los emperadores romanos y evoca la
guerra, el diablo y el mal.
El color blanco:
Es el que mayor sensibilidad posee frente a la luz. Es la suma o síntesis de
todos los colores, y el símbolo de lo absoluto, de la unidad y de la inocencia,
significa paz o rendición. Mezclado con cualquier color reduce su croma y
cambia sus potencias psíquicas, la del blanco es siempre positiva y afirmativa.
El color negro Símbolo del error, del mal, el
misterio y en ocasiones simbolica algo impuro y maligno. Es la muerte, es la
ausencia del color. También transmite nobleza y elegancia.
Sugerencias didácticas.
Estamos de suerte. Como la película está destinada a mayores de dieciséis años, permite acercarse a la historia, superando los problemas que podrían originarse si quisiéramos llegar al cuento tradicional sin un aval como este. Ya no se trata de oír La Caperucita..., algo que en una edad como la que tienen los espectadores posibles no les interesa, sino ir a sus orígenes, conocer mejor y estudiar las versiones que se han hecho del cuento. De hecho se trata de una actividad de recepción y de formación lectora atendiendo a la lectura literaria y al la audiovisual.
- Si han visto la película, podemos ver las semejanzas que tiene con respecto al cuento que conocen y que recuerdan.
- Pueden recuperar los libros del cuento que tengan por casa, o que estén en la biblioteca para observar las transformaciones del relato en las innumerables versiones existentes.
- Leer las versiones de la Caperucita Roja de Perrault y de Grimm.
- Ver las funciones del cuento de Propp y resaltar las que cumplen los dos cuentos tradicionales, con las diferencias que tienen entre ellos.
- Compararlas con las funciones que contiene la película.
- Hacer un estudio comparado atendiendo al paradigma de las estructuras antropológicas de lo imaginario .
- Otro estudio posible es el relacionado con el modelo del psicoanálisis del cuento de hadas, en el que adquieren valor simbólico los elementos de la historia.