jueves, 22 de octubre de 2020

LA REGENTA DE LEOPOLDO ALAS 'CLARÍN' VERSIÓN CINEMATOGRÁFICA DE FERNANDO MÉNDEZ-LEITE

Hoy vamos al encuentro de un relato del siglo XIX que nos acercará a unos espacios cerrados, con el seudónimo, apodo o alias de 'Vetusta', con unos personajes que nos hablan de la complejidad del alma humana de sus dificultades para ser naturales en un entorno donde la censura, el qué dirán y el guardar las apariencias que dicta una sociedad corrupta y morigerada priva, por encima de sentimientos y deseos como son: el amor, el erotismo y el ansia de libertad para ser como eres.
Nos referimos, ni más, ni menos, que a La Regenta (1884-1885) obra en dos volúmenes escrita por Leopoldo Alas, también conocido por su seudónimo, tanto o más que, por su nombre: 'Clarín'. Se trata de una de las obras cumbres de la novelística española y, la mejor, del autor.


Joan Llimona - Clarín (1884-1885) La Regenta, 
Barcelona: Estab. Tip. Editorial de Daniel Cortezo y Cª
La novela 
La obra se inscribe en el marco histórico de los primeros años de la Restauración borbónica; tiene una duración temporal de tres años, empieza en noviembre de 1876 y finaliza en octubre de 1879; se desarrolla en el marco de una Vetusta (Oviedo), murmuradora y provinciana donde la vanidad y la hipocresía tiene su asiento. Presenta una ciudad llena de falsedades; un nido donde perduran las luchas de poderes, de intereses y de engaños. En la novela se critica al clero corrupto, a la aristocracia desocupada, hipócrita y decadente, a los políticos, etc. Es el retrato de una sociedad que no puede pervivir. 

El relato se caracteriza por la narración de la acción, más que por los diálogos directos; con potentes descripciones que le dan una fuerte caracterización a espacios y a personajes. La perspectiva del narrador tiene momentos objetivos, propios del Naturalismo, en los que se muestra lo visible. Se explica el comportamientos de los personajes y muestra las leyes de carácter naturalista que rigen su conducta. En las descripciones, se otorga importancia a la educación de los sentimientos o a la formación. En 'La Regenta', se le critica la educación religiosa que se da (dogmática, temerosa del pecado, cerrada) Clarín está influenciado por el krausismo, que propone e impulsa una enseñanza liberal, plural y abierta que permitiera el desarrollo de las potencialidades innatas de la persona. En otros momentos, el autor se decanta por ser el narrador omnisciente que se adentra en los sentimientos, pensamientos y deseos más ocultos de los personajes aun antes de que se produzcan o de que ellos los hayan previsto.  

El argumento 
La obra tiene más de un centenar de actores, entre los que destacan claramente, Ana Ozores, Don Fermín de Pas y Don Álvaro Mesía y más en segundo término el propio ex-regente don Víctor. Ana, una mujer que se debatirá angustiada entre lo que siente y desea y lo que la sociedad opresiva de su época le exige. Su deseo de vivir y su necesidad de liberarse de su pasado y de sus insatisfacciones como mujer la llevan a buscar amparo en lo espiritual, en la religión y en el misticismo. Lo que no le impide caer en el adulterio y con ello labrarse un final traumático y dramático.

El relato se desarrolla en dos partes bien diferenciadas: La primera ocupa desde el primer capítulo al XV,  que tiene un tiempo interno de desarrollo de tres días con retroalimentación de recuerdos. Se centra en la presentación del espacio, del ambiente y, de los personajes; que tienen frecuentes monólogos internos donde recuperan su pasado como la niñez y adolescencia de Ana, o las ilusiones de juventud de don Fermín De Pas. La segunda parte transcurre entre el capítulo XVI y el XXX, que desarrolla el conflicto entre los dimes y diretes de los personajes corales de Vetusta, que tienen su lugar de acción en el casino, el teatro, en las casas particulares de la gente bien, por el paseo del Espolón,  o en la Encimada, fundamentalmente. Se ve, porque el autor muestra sus pensamientos, la percepción que tiene Ana de ellos y su lucha interior por conseguir ser ella misma sin saber, sin poder o sin querer, hacerlo por el temor a las disquisiciones afectivas, éticas, morales o sociales que tiene. Por otra parte está el petimetre Mesía que, solo aspira es a ser un chulesco D. Juan sin ningún interés por otra cosa que por conquistar a la sólida, leal, fiel e incombustible Ana. En medio, se produce el conflicto  personal de don Fermín, también pudoroso por guardar las apariencias, con Vetusta y consigo mismo, por su carácter sacerdotal sin convicción, sus sentimientos difíciles de controlar y el miedo a desviarse del camino vital  que le había trazado su madre. 

La  protagonista, la joven Ana Ozores, es de origen humilde, huérfana  desde los cuatro años de una madre modistilla italiana y criada por sus tías, doña Anuncia y doña Águeda, con las que vive hasta su matrimonio por el que tenían que velar, dada la escasez de patrimonio y, por tanto, de las dificultades de poder acceder a desposarla con alguien de prestigio y conseguir, así, 'un buen partido' que le permitiera un ascenso social. Para cumplir el plan, se casa con un hombre mayor, bueno y despistado, don Víctor Quintanar, ex-Regente de la Audiencia local, evitando  así otro casorio con un viejo indiano rico que repugna a la chica. Sufre encubierto acoso por un ambicioso clérigo, don Fermín de Pas, que aparentemente solo busca su bien espiritual y apartarla de un vulgar conquistador, Alvaro Mesía. Las muchas frustraciones de la guapa Ana, el abandono en que la tiene su buen marido solo interesado por el teatro y la caza, y la carencia de hijos, le llevan, inevitablemente, a Mesía por el que siente una gran atracción a pesar de su contención. Cuando su marido se entera de los amoríos de Ana, se siente burlado y reta al amante para salvar así su honor, en un duelo calderoniano. Un tristísimo desenlace corona esta tragedia: la ensoñadora y mística Regenta sufrirá una prueba más al abandonarla a su destino la honorable Vetusta, para que cumpla la pena correspondiente a su adulterio, y así salde la penitencia que tiene  con la hipócrita sociedad.

Los personajes 

Ana Ozores 
Ana Ozores, llamada 'la Regenta', por el cargo de su marido, ahora jubilado tuvo, y que conserva por haber sido regente de la Audiencia de Vetusta. Al comienzo del relato tiene 27 años. Huérfana desde los cuatro de madre y con un padre lejos 'matando moros' siente un deseo permanente del cariño de la madre que tan pronto había perdido. Es una bella mujer, discreta y pudorosa muy bien considerada por alejarse de los cuchicheos de los grupos del entorno, pero imaginativa y henchida de deseos que no sabe cómo concretar, aunque ansía. Su confesor había sido D. Cayetano, el Arcipreste, que al principio de la obra está a punto de jubilarse y quiere dejar de tener penitentes, sobre todo, mujeres de la sociedad reconocida del lugar. Señoras que pasa como herencia a don Fermín de Pas, donde,  entre las cesiones, está Ana, que pronto le explica sus inquietudes y anhelos con metáforas que él interpreta de forma sesgada. Los consejos le hacen muy feliz al principio pero, poco a poco, se producen sustanciales alteraciones en la muchacha por no ser la auténtica solución a sus verdaderos problemas. Se centra en  las lecturas sugeridas por Don Fermín que le van alejando de la placidez de la vida sin sentido y monótona de la que desea escapar, pero, gradualmente, le alteran su humor y salud, con estados alternativos de excitación o depresión. Lecturas piadosas como la de la Vida de Santa Teresa de Jesús o de Santa Juana Francisca de Chantal. Don Fermín le sugiere, además,  que se haga beata para entrar en el camino de la perfección al que aparentemente aspira, asista a todas las fiestas del culto, a más sermones, misas, novenas; sea voluntaria de la sociedad de San Vicente, catequista, visitadora de enfermos, etc. Al llegar la primavera, las angustias y contradicciones secretas que tiene le hacen enfermar seriamente, el médico don Robustiano Somoza atribuye sus dolencias a las que se producen con el cambio de estación y como no atina y teme por su vida, la emplaza su ayudante, un médico joven: don Benítez que pronto atisba sus verdaderos problemas relacionados con una neurosis o histeria por los rasgos que manifiesta, debilidad, pesadillas, nervios, inestabilidad, llanto, etc., causados por la falta preocupaciones verdaderas, y le da como consejo que tenga hijos y una mejor vida sexual. La recuperación viene dada por las mayores atenciones de don Víctor que no le deja tanto tiempo sola y el acompañamiento en sentido de amistad interesada de Mesía que frecuentemente está en su casa junto a su marido, lo que le permite a Ana tenerlo cerca dentro de una situación pudorosa; con largas conversaciones y miradas significativas. Pero poco a poco se da cuenta que eso no es lo que le convence tampoco y, en otro giro argumental, quiere volver a la fidelidad de hermana pequeña del Magistral que había perdido. Vuelve a tener paseos y largas conversaciones con don Fermín en casa de doña Petronila, que causan no pocas críticas en la ciudad y amarga a Mesía. En un nuevo giro, ya en el carnaval del Casino, baila con Mesía por sugerencia de don Víctor, que ella dubitativa acepta; después unas vueltas, se desmaya por el placer que le produce seguir el ritmo de la música entre sus brazos. La noticia llega al Magistral a la mañana siguiente. Ya en Semana Santa, como arrepentimiento de todo lo ocurrido y en la situación qué se siente, Ana se viste de nazarena en la procesión con los pies descalzos, lo que también produce un sinnúmero de críticas. Poco a poco, todo vuelve a la normalidad. Con un sinfín de giros, averiguaciones y cambios de actuación, finalmente Ana se rinde a Mesía con cierta tranquilidad porque se entera de que el bueno de don Víctor también había perseguido a la criada en algunas ocasiones.      

Don Víctor Quintanar.  El ex-Regente 
Esposo de Ana Ozores, aragonés jubilado prematuramente como Regente de la Audiencia de Granada, primero y de Vetusta al final, porque odiaba los pleitos y prefería vivir haciendo lo que le apetecía junto a su amigo del alma don Tomás Crespo, Frígilis: Cazar, carpintería artística, paseos interminables, teatro, encuentros sociales, charlas con los amigos, etc., etc.  Él había sido el que le hizo descubrir y sugerir a Ana como esposa. Amoroso protector de Ana, pero no amante; la tiene poco en cuenta; más bien la cuida como un padre que procura su bienestar, que como un esposo que sienta su atracción amorosa por ella. Hecho que a Ana la deja insatisfecha, aunque él no crea en esa posibilidad y, ni siquiera la sospeche, lo que le lleva a estar despreocupado, ante los índices de lamentos que manifiesta la muchacha y que él no atiende, e incluso favorece inconscientemente su infidelidad por las interferencias propiciadas con don Álvaro de Mesía que juega con su ingenuidad y con la amistad que don Víctor tiene con él de buena fe. El final de estos juegos es cada vez más audaz, arriesgado y temerario,  por lo que el lance terminan en un duelo al estilo calderoniano.      

Don Fermín de Pas, el Magistral 
Joven sacerdote, de 35 años al comienzo, es el Magistral de la Catedral de 'Vetusta'. Su llegada a tal estadio ha sido más que por su profunda vocación, por el gran interés y esfuerzo de su madre, doña Paula, madre forzada por violación, que para cubrir las apariencias se casa con don Francisco de Pas, que ya había mostrado cierto interés por ella. Para conseguir el máximo prestigio y estatus de su hijo decide darle una formación, desde que es niño por lo que le inscribe, primero en los jesuitas y luego en el seminario, lo que le llevará a tener unos estudios que, de otra manera, no hubiera podido conseguir. Por otra parte, está el gran temor del hijo de no defraudar a su madre, que de forma decidida le aleja de cualquier situación que pueda hacer peligrar su carrera sacerdotal. Don Fermín es brillante y estimado por la clase acomodada de la ciudad. Es requerido en todos los corrillos y meriendas que se celebran. Al adquirir el rango de confesor y director espiritual de Ana, se crea una situación con doble conflicto porque, por una parte, la piadosa Ana siente en el deber de explicarle sus pensamientos, muchas veces exaltados, en confesión; con todas las contradicciones internas que tienen y las dificultades para hablarlas abiertamente y, por otra, están los sentimientos no menos complicados de don Fermín, porque se enamora de la belleza interior de Ana y, más tarde, de la bella mujer que es. El conjunto produce un relato convulso, relacionado con esos ejes centrales, llenos de giros y que nos hace testigos del terremoto moral que nadie más que cada uno de los personajes sabe, que no comparten entre ellos y en los que con frecuencia el Magistral juega poco limpio; unas veces porque se engaña y otras porque quiere engañar. Ese dilema del cura es avalado subterfugiamente por doña Obdulia Fandiño, referente en el entorno, que hace de celestina para que se produzcan íntimos encuentros entre Ozores y De Pas, la mayoría de las veces en las reuniones que organiza en su domicilio. El desmayo de Ana en el baile de Carnaval lo recibe Fermín como una bomba por los celos que siente al confirmar sus sospechas; habla con Ana, le explica sus sentimientos y ella se aterroriza, porqué comprueba que quien debía salvarla, no es más que otro hombre. A partir de aquí de Pas es un hombre celoso, airado y con deseos de venganza. 

Don Álvaro Mesía 
Burgués antillano, del partido liberal, influyente en el lugar. Joven culto, habla varios idiomas,  con una vida libertina con vocación y evocación a don Juan en su comportamiento; con poder de seducción, del que abusa porque está convencido de hacer sucumbir a sus encantos a todas las mujeres que se lo proponga, por su estético carisma y su buen hacer amoroso  -que tampoco es indiferente Ana- a la que le gusta por su porte y su talante, pero en el que no piensa más que como en un amor platónico. Para él las mujeres siempre tienen el momento de debilidad que debe aprovechar, para embaucarlas y conseguir de ellas lo que se proponga, sin que esto requiera de ningún otro tipo de compromiso o vínculo posterior. No es así con Ana que, a pesar de sus sentimientos, siempre lo trata con indiferencia y cierta distancia. Su encuentro fortuito, con él a caballo, en la Rinconada, le impresiona y le desmonta parte de sus preceptos anteriores. La asistencia una noche al teatro, como espectadora para ver por primera vez la representación del drama romántico D. Juan Tenorio de  José Zorrilla, que ella desconocía, le sobrecoge profundamente al comprobar que, en gran medida, doña Inés está pasando por la situación en la que ella vive, por lo que la la trama y el mensaje le influye; esa pulsión contribuye al desarrollo de los acontecimientos y en su rendimiento a Mesía, sin paliativos. 

Personajes secundarios
La obra tiene más de cien personajes que hacen una función vinculante, alternativa, con los personajes principales a lo largo de toda la novela;  con momentos de relevancia y otros en los que no aparecen. Se trata de una novela coral en la que hay numerosas voces que producen sucesivos giros a la trama: El anticuario don Saturnino Bermúdez, el clérigo don Custodio, el Arcipreste don Cayetano (antiguo confesor de Ana), Petra (la criada de los Ozores y colaboradora pero espía de la señora; juega siempre a varias bandas para poder tener el éxito en sus manos), Tomás Crespo -Frígilis- (amigo inseparable de don Víctor) los marqueses de Vegallana (anfitriones de muchas fiestas), Pepe Ronzal, colega de andanzas con Álvaro Mesía al que envida porque ha de recoger los amoríos abandonados por su amigo,  etc., etc., etc.  Podemos ver todos los personajes y la función que realizan en los capítulos que aparecen en la página que vinculamos donde encontramos una información exhaustiva, muy bien documentada.  Este cuadro que sigue debería ser muy aleccionador para conocer el nombre de los personajes de la obra, pero tiene una dificultad, no puede leerse bien. Sería bueno poder hacerlo legible colocando en su lugar a cada personaje, de forma que podamos saber quién es.   

Los espacios
Tal y como están diseñados y el carácter manierista de sus descripciones, son una representación sumamente realista del lugar en donde ocurren los hechos. En ellos los personajes sufren o gozan, pudiendo seguir sus pasos casi de forma milimétrica. La catedral con sus claroscuros, el crujir del confesionario, el abrir y cerrar puertas, el entremirar de los clérigos en ella, etc. Los paseos en las diferentes estaciones del año, con árboles florecidos, el viento que sopla, la lluvia en la cara, el frío en los huesos, las hojas que vuelan. Los salones con los muebles de la época señalando sus decoraciones, recargadas o austeras. Podemos encontrar: 
  • La Catedral (entre Santa María la Mayor y San Pedro).
  • El palacio de los Ozores en la plaza nueva de Vetusta.  
  • El Casino, con gabinete de lectura y zona de baile. 
  • El teatro Coliseo de la plaza del Pan. 
  • El Espolón o paseo de los curas. Estrecho y solitario. 
  • La Encimada (el barrio noble y el pobre de Vetusta).  
  • Los conventos de Santo Domingo, Las Recoletas, San Vicente, Las Clarisas y San Benito que es la prisión. 
  • El barrio Nuevo, al Noreste de americanos indianos y comerciantes.
  • La Colonia, de nuevos ricos que quieren ser como los nobles.  
  • El Campo del Sol, en el Norte,  de los trabajadores. 

 Como dice el propio Leopoldo Alas en su obra:

'La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, aunque antes comenzada, de estilo gótico, pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaban las vulgares exageraciones de esta arquitectura. La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo; no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas, amaneradas, como señoritas cursis que aprietan demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, lanzándose desde allí en pirámide de ángulo gracioso, inimitable en sus medidas y proporciones. Como haz de músculos y nervios la piedra enroscándose en la piedra trepaba a la altura, haciendo equilibrios de acróbata en el aire; y como prodigio de juegos malabares, en una punta de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta una cruz de hierro que acababa en pararrayos' (La Regenta, página 2)

Sigue pocas páginas más adelante con la presentación de la ciudad: 

'Alrededor de la catedral se extendía, en estrecha zona, el primitivo recinto de Vetusta. Comprendía lo que se llamaba el barrio de la Encimada y dominaba todo  el pueblo que se había ido estirando por Noroeste y por Sudeste. Desde la torre se veía, en algunos patios y jardines de casas viejas y ruinosas, restos de la antigua muralla, convertidos en terrados o paredes medianeras, entre huertos y corrales. La Encimada era el barrio noble y el barrio pobre de Vetusta. Los más linajudos y los más andrajosos vivían allí, cerca unos de otros, aquellos a sus anchas, los otros apiñados. El buen vetustense era de la Encimada. Algunos fatuos estimaban en mucho la propiedad de una casa, por miserable que fuera, en la parte alta de la ciudad, a la sombra de la catedral, o de Santa María la Mayor o de San Pedro, las dos antiquísimas iglesias vecinas de la Basílica y parroquias que se dividían el noble territorio de la Encimada. El Magistral veía a sus pies el barrio linajudo compuesto de caserones con ínfulas de palacios; conventos grandes como pueblos; y tugurios, donde se amontonaba la plebe vetustense, demasiado pobre para poder habitar las barriadas nuevas allá abajo, en el Campo del sol, al Sudeste, donde la Fábrica Vieja levantaba sus augustas chimeneas, en rededor de las cuales un pueblo de obreros había surgido' (La Regenta, Pág. 18)   


Lecturas de los personajes
Encontramos en 'La Regenta' abundante literatura referenciada por parte de los personajes, literatura que ellos viven con una impronta profunda porque les hace actuar de acuerdo a las lecturas seguidas en diversos momentos de sus vidas. 
D. Víctor es un enamorado del teatro de lel Siglo de Oro:  de  Pedro Calderón de la Barca, del que cita y repite versos de 'La vida es sueño'; asiste a la representación teatral de 'D. Juan Tenorio' de José Zorrilla, obligada propuesta para la fiesta anual de Todos los Santos del 1 de noviembre. Obra que impresiona e influye poderosamente en Ana que en ese año también asiste. De Félix Lope de Vega y Carpio cita 'El castigo sin venganza', obra de la que Quintanar también recita fragmentos que le inspiran para tomar la determinación del duelo final, como castigo al amante de su esposa, por infidelidad de ella. Del mismo autor, resalta frases pertenecientes a 'El perro del hortelano '.  Por otra parte, Ana, asesorada por D. Fermín de Pas, el Magistral, lee 'La vida de Santa Teresa  de Jesús' y 'Las Moradas' que junto a poemas de San Juan de la Cruz, le hacen llegar a un misticismo que le mina la salud, por los ayunos a los que  además se somete. La Señora Ozores, influida por estas obras, quiere convertir a su esposo en un hombre nuevo, religioso y devoto de los rituales que ella sigue, por lo que le invita a leer el Kempis o 'La imitación de Cristo', que empieza con muy buena voluntad, pero pronto abandona por considerarlo deprimente.

Leopoldo Alas 'Clarín'
Leopoldo Alas, apodado Clarín  nació en Zamora, el 25 de abril de 1852 y murió en Oviedo el 13 de junio de 1901, a los cuarenta y nueve años. Escritor y jurista español. Catedrático primero en la Universidad de Zaragoza y luego en la de Oviedo, además de crítico literario en la prensa de la época, desde donde atacaba con punzantes artículos a muchos literatos contemporáneos.  Con ingente labor como cuentista: autor de más de setenta cuentos y novelas cortas, y de la obra teatral ‘Teresa’ con escaso éxito. Su obra maestra ‘La Regenta’ fue la que lo consagró y es considerada una de las cuatro novelas fundamentales de la literatura española, como ‘Madame Bovary’ de Flaubert para la literatura francesa. Produjo impacto por su valentía y calidad literaria, con técnicas de monólogo interior, sueños y recuerdos, que anticipa la técnica seguida más tarde la novela del siglo XX y por su crítica a la aristocracia decadente, el clero corrupto, las damas hipócritas y los partidos políticos.

Podemos encontrar una presentación familiar del autor con una reseña audiovisual sintética de su biografía.  
 

La película
Hay varias representaciones cinematográficas de la obra, Nos ceñiremos a la presentada por TV del año 1995  dirigida por Fernando Méndez-Leite, en forma de serie de tres capítulos que sigue, con una fidelidad digna de encomio, la obra de Clarín en una excelente versión cinematográfica. La gracia de la serie es el conjunto, pero cabe destacar la capacidad para convertir en diálogos la mayor parte de textos narrativos de la obra literaria. No obstante, en un análisis detallado podemos encontrar numerosas elipsis inevitables, aunque queden bien resueltas. Sobre todo pensamientos, comentarios de lecturas, escenas y acciones. 
  • El primer episodio cubre los primeros quince capítulos de la obra, tiene una duración temporal de tres días. Termina con el escándalo nocturno de Santos Barinaga. 
  • El segundo episodio contiene cinco capítulos, es el nudo en el desarrollo de la obra. En él se ven todas las oscilaciones psicológicas de Ana, desde sus deseos de acceder a la vida beata, hasta su decisión de cambiar para seguir otra más profana. Contiene la secuencia del baile de Carnaval, incluye el desmayo en brazos de Mesía, el deseo de conversión de la muchacha y su salida en la procesión,  descalza,  en Semana Santa.  
  • El tercer episodio, con un contenido de cinco capítulos, también, desarrolla la parte final del nudo de la obra y el desenlace. Ana cae gravemente enferma, va a Vivero a reponerse. Allí, poco a poco y gracias a los consejos del médico, deja de estar tan dependiente de lo que le dice don Fermín de Pas y de de las lecturas anteriores recomendadas. Poco a poco mejora y su oscilación se dirige nuevamente a don Álvaro Mesía, que no pierde oportunidad para enamorarla del todo. Don Víctor, el marido, descubre lo que ocurre y se precipita el trágico final.  
Cabe decir que la repetición de situaciones que Clarín utiliza para seguir su historia desde el punto de vista de varios personajes, en el mismo momento,  con las idas y vueltas que siguen, se representan con secuencias de imágenes en paralelo en los episodios de la serie, lo que favorece para la comprensión del texto y le da mayor objetividad. También, la distinta duración del tiempo interno de la historia causa variaciones en la película; con mayor morosidad para el primer capítulo, más mostrativo de personalidades y espacios, mayor  dinamismo en el segundo,  y más pasividad del tiempo,  en el tercero.   


El relato cinematográfico sigue las pautas narrativas de la obra literaria. Con un marco encuadrado en la ciudad de Oviedo donde se muestran espacios reseñados por Clarín. La iglesia catedral tiene un papel preponderante desde el primer capítulo, porque es el eje central de lo que ocurre a lo largo de toda la obra. La atención de la historia está centrada en la importancia de la religión y la supremacía de la clerecía en el lugar, personalizada en el Magistral -con una magnífica actuación del personaje, representado  por Carmelo Gómez- en el entorno social que se mueve, arropado sobre todo, entre las clases acomodadas, en las que es capaz de ejercer una gran influencia, sobre todo en las almas cándidas, a las que daña su salud a fuerza de lecturas, como es la situación de la pobre Ana -también con una gran actuación de Aitana Sánchez-Gijón- a causa de la influencia ejercida sobre ella. Por otra parte, la actitud de los clérigos: D. Fermín, el Magistral se mueve en un entorno clerical: el obispo, el arcediano y otros sacerdotes, que le apoyan sin dejar de criticarlo. Es un entorno que carece de exquisitez ética, porque sus pensamientos, contradicen las acciones que luego tienen. Muchas veces, sabiendo lo que piensan, no tienen rectitud de voluntad para actuar como parece debía ser. Tienen muchas actuaciones mentirosas. Cabe decir que, tampoco D. Fermín actúa libremente ya que se encuentra en una situación que tiene el imperativo de una madre dictatorial que cree que la mejor salida para el triunfo social de su hijo es la de ejercer como sacerdote de éxito, guardando una apariencia distante de su realidad profunda, porque él, en su interior, tiene serias dudas de si su verdadera vocación es la de seguir siendo sacerdote. Pero, cambiar, o renunciar a sus prebendas y arriesgarse a confesar que la elección ha sido un error, siempre es un signo de fracaso y de escándalo y más en un entorno tan cerrado, controlador y represor como el de Vetusta. La sociedad que aparece bajo ese paraguas tampoco tiene una actitud más ética ni digna de ser copiada, porque señoras y caballeros viven en un mundo lleno apariencias dibujadas con falsedades y de dobles vidas, que no pueden ser un ejemplo de interés ético. La mentira, la crítica, el impulso a actuar como todo el mundo lo hace, deja fuera a la muchacha, doña Ana Ozores, que no sigue la regla común y la misión del conjunto es conseguir pervertirla, hacerla como las demás mujeres; como consecuencia, tenemos una ventana que nos muestra una sociedad vetustense, gris, mediocre, que vive de la murmuración, que construye su vida con la acción de pequeñas ignominias que va acumulando día tras día, lo cual nos lleva a un final descorazonador. Aparte de Ana, resulta difícil encontrar otra persona que pueda salvarse de esta quema. Podríamos decir que Víctor -otra excelente interpretación en Héctor Alterio-, el marido de Ana, puede ser considerado otra alma, en cierta manera cándida, aunque también procura su confort y vela por sus intereses, empezando por el propio matrimonio de senectud con una joven que nunca ha tenido quien de verdad la quisiera y acepta casarse por no seguir sola o emparejada con alguien peor. Juan Luis Galiardo en el papel de don Álvaro Mesía, es el don Juan empedernido que aprovecha sutilmente las ocasiones para conseguir sus propósitos. 

La fotografía del film tiene una gran belleza y riqueza. Es capaz configurar los espacios creados por Leopoldo Alas, tanto de interiores como de exteriores, ajustándose a lo que nuestra imaginación ha podido ver durante la lectura, lo cual supone una gran complejidad,  porque la novela no deja espacios vacíos, espacios que los que el autor no haya dibujado con precisión y, al encontrarlos en la película, no decepciona; sino todo lo contrario, corroboran en la representación que nos habíamos figurado. Lo mismo ocurre con el vestuario de los personajes, de gran variedad y riqueza y atendiendo a las diversas situaciones sociales en las que se encuentra en cada momento: señoras, caballeros, servicio: En casa, en misa, durante el carnaval, de paseo, en el teatro, etc. Con los detalles y complementos que confieren  gran credibilidad al estatus que representa.  

La música de Bingen Mendizábal acompaña al relato y ayuda al espectador a comprender lo que pasa y sienten los personajes: transmite y comunica, en parte, los estados de ánimo de cada uno, porque su actuación se ven reflejada en los ritmos.   

SI CLICAS EN CADA CAPÍTULO. PODRÁS VER LA SERIE  PERFECTAMENTE.


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Sugerencias didácticas
Veamos una serie de aspectos relacionados con la obra en las versiones literaria y cinematográfica. 
  • Características de la novela realista, y cómo se inscriben en la novela que estudiamos. 
  • Acercamiento al autor: Leopoldo Alas. Quién fue dónde y cómo vivió ¿Porqué es más conocido como 'Clarín'?
  • El autor del siglo XIX suele ser omnisciente. ¿Puede decirse que lo sea Clarín en esta obra?
  • Situar Vetusta en el mapa y los parajes de su alrededor ¿Existe este nombre de ciudad en  la realidad?
  • ¿Quiénes son los personajes principales de la obra? Qué relación tienen entre ellos?
  • Quién es protagonista? ¿En qué escenarios se mueve? 
  • ¿Con qué adjetivos podríamos describir y calificar a Ana? ¿Y A Víctor? ¿Qué les une y qué les separa?  
  • Define y califica a D. Fermín de Pas y a D. Álvaro Mesía 
  • ¿Qué otros personajes pueden destacarse de la obra y por qué se caracterizan?
  • ¿Tiene valores éticos la obra? 
  • ¿Es justo que fuera atacado de inmoral, el autor? 
  • Después de conocer el relato literario, podemos hacer una sesión en la que  todos juntos,  o por separado, puedan ver la película que  proponemos  para comentar el traslado de la historia al cine: la fidelidad de las secuencias a los capítulos, la forma de narración optada en la película, la expresividad de la protagonista ante las diversas situaciones que ha de afrontar, etc. 
  • Puede establecerse una relación o análisis comparado entre la obra literaria y la película. ¿En qué aspectos hay semejanzas? ¿Qué diferencias se encuentran en el espacio, en el tiempo, el nombre y las características de los personajes?  
  • Debate: ¿Qué pasaría si se pudieran ver todos nuestros pensamientos?
Para saber más 

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