lunes, 6 de marzo de 2017

NADA DE CARMEN LAFORET, VERSIÓN DE EDGAR NEVILLE

Nada (1945) es la novela escrita por Carmen Laforet (Barcelona 6 de septiembre de 1921- Madrid 28 de febrero de 2004). Ganó el Premio Nadal el 6 de enero de 1945; más tarde, en 1948, obtuvo el Premio Fastenrath de la Real Academia Española. La obra llamó la atención no solamente por la juventud de la escritora, que por aquel entonces tenía 23 años, sino también por la descripción y crítica que hizo de la sociedad de aquella época. Imprescindible relato de una joven Laforet que atrapa y deslumbra por su claridad en la exposición de ideas, de expresión fácil y contenidos complejos. Con una protagonista narradora, testigo y partícipe de los hechos que cuenta, de mirada sorprendida por todo cuanto ve, en una Barcelona de la posguerra (Guerra Civil, 1936-1939) pobre hasta la miseria de solemnidad, en un entorno no menos hambriento, lóbrego y amordazado que el del resto del país.   

Se desarrolla la historia en el interior de una casa de la calle Aribau, puro despojo de la guerra. Muebles destartalados, suciedad de la bañera, chinches y frío en la cama y en la casa, sin agua caliente para alivio o consuelo, etc. Con hombres frustrados, machistas, celosos, resentidos, acosadores y maltratadores, sin respeto por la mujer, a la que consideran una posesión y por tanto merecedora de sufrir violencia de género que, la sociedad familiar en la que conviven les permite y consiente, sin mostrar la menor censura por sus perversas y continuas actuaciones: humillantes y dolorosas. Un entorno de reproches mutuos, permanente, donde se esconden secretos, mentiras, dobles vidas, etc., "en una casa que es como un buque que se hunde". Solo se salva la demente y amorosa abuela, trastornada y con desvaríos, pero capaz de ser el apoyo de sus hijos y nietos, dándolo todo y sin pedirle es nada a cambio. Como contrapunto a estas sombras ominosas de la casa de la calle Aribau, tenemos los espacios exteriores de la ciudad que, a pesar de las penosas circunstancias de posguerra que vive, a Andrea le parecen más luminosos y prometedores y le permiten respirar y aspirar a encontrar el margen de libertad que busca. La Barcelona que recorre Andrea, salvo la incursión nocturna por el Barrio Chino, es la Barcelona burguesa, la que supo sacar beneficio de la derrota reciente. El exterior de la vivienda, la Universidad, la calle, los amigos, los jóvenes bohemios universitarios como Guíxols, Pons e Iturdiaga, pero sobre todo su amiga Ena y su tío Román son los recursos novelescos de C. Laforet para relacionar la vida de Andrea dentro y fuera de la casa; de esta forma, Andrea constata que la vida del interior es una concentración paradigmática de la decadencia y degeneración que le rodea. A pesar de que los réditos de su experiencia del curso que vive en Barcelona han sido la NADA, tiene la esperanza de un futuro mejor  y de poder conseguir algunas de sus aspiraciones.  
Argumento de la novela 
Andrea llega en tren a Barcelona en octubre de 1939 y está en la ciudad hasta septiembre de 1940. Sale del pueblo para estudiar Filosofía y Letras a la Universidad de Barcelona. Tiene 18 años. Se aloja en casa de su abuela en la calle Aribau que es un despojo de lo que ella recordaba de su estancia, de pequeña, antes de la guerra. En la casa viven, además de la abuela, sus hijos: el tío Juan con su mujer Gloria y su hijo pequeño y la tía Angustias. En el piso de encima, en la bohardilla,  vive el tío Román con su perro Trueno, aunque está en la casa de abajo frecuentemente. Tienen una criada, Antonia que trajina las dos casas pero con escasos beneficios porque, sobre todo la de abajo, está sucia y degradada. Casa ruinosa, solo una sombra de la de clase media de antes de la guerra; llena de trastos amontonados y desordenados, tal y como los dejaron los trabajadores al desalojar el medio piso que habían vendido como una forma de supervivencia. al morir el abuelo y terminar la guerra. Andrea llegaba pletórica de expectativas e ilusiones y se encuentra con una situación absolutamente decadente: Personajes atormentados, frustrados, enfrentados, duros e intransigentes con ella y con los restantes miembros de la familia; y, con una economía de penuria a causa de la guerra civil reciente que les había dejado vacíos por dentro y por fuera. La economía de la chica no es mejor puesto que viene con escasos recursos -un presupuesto de 200 pesetas mensuales-  con los que tendrá que colaborar para el sustento de la familia. En esa situación, empieza el curso académico. No conoce a nadie y su carácter tímido no le propicia las amistades, por lo que al principio es ignorada por sus compañeros y no deja de ser motivo de mofa. Sin embargo, pronto se le acercan, por curiosidad, Pedro Pons y Ena que le integrarán en su grupo, distinto al de su mundo doméstico; personas amigables y generosas pero con las que tampoco le resultará fácil convivir por sentirse en desigualdad de condiciones sociales y económicas que le acomplejarán, por no poder corresponder a las atenciones que tienen con ella. Así y con una circunstancias cambiantes no siempre fáciles, pero llenas de interés, transcurre el primer curso de carrera. Al finalizar, la familia de Ena le hará una propuesta de cambio que supondrá un nuevo aprendizaje con nuevas expectativas.

Los personajes
Andrea es la protagonista que nos muestra la historia a través de su mirada. Tiene 18 años y llega a Barcelona para estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona. Se aloja en casa de sus parientes en la calle Aribau. Ingenua, callada, "rara" que recibe y absorbe con una mirada sorprendida y desconcertada, todo lo que pasa, sin que tome partido más que en su imaginación o en su relato. Llega con gran ilusión, espera encontrar un mundo mucho mejor que el del pueblo que ha dejado y se encuentra con otro insospechado de gran sordidez en el interior de su nueva casa, distinta de la que recordaba de su niñez. Salva la situación el exterior, con los nuevos amigos que a pesar de las contradicciones, le ofrecen unas aportaciones desconocidas, apetecibles y positivas.

Angustias, la tía de Andrea, mujer amargada que pretende controlar a toda la familia y por ende a su sobrina que la ha de defender de los males que le acechan en la ciudad. Tiene una doble moral, predica su religiosidad, utiliza la iglesia como cobijo, y aspira a ser muy estricta con Andrea, pero tiene relación sentimental con su antiguo jefe, un hombre casado, cosa que mantiene en secreto aparente, pero que todos lo saben. Angustias había escondido durante la guerra a su jefe, Don Jerónimo, un importante empresario. En su condición de significativo hombre de negocios, diversos grupos de milicianos le buscaban con la presumible intención de ejecutarlo. De todos modos, la peligrosa acción de Angustias estaba también motivada por la relación personal entre ambos; no sólo fueron novios de jóvenes sino que desde que Don Jerónimo se casó, la represiva y casta Angustias fue su amante. Tras la guerra, y una vez restaurado el orden tradicionalista de una moral integrista y ultraconservadora, Angustias vive una situación casi esquizofrénica: ella defiende la moral imperante al tiempo que  la incumple de forma escandalosa.

Gloria, mujer de Juan, con quien convive como pareja y con quien ha tenido un hijo. Ilusionada y alegre, a pesar de su entorno, muestra deseos de libertad; pero, por amor aguanta un clima asfixiante y a un maltratador celoso que la cree capaz de cualquier deslealtad hacia él, cuando es ella la que sostiene la familia. Por medio del juego y de la venta de los cuadros de Juan, de poco valor pero de los que el pintor se siente orgulloso, consigue un mínimo imprescindible de subsistencia, intentando además, no herir su ego. Gloria tiene un carácter sumiso y humilde y es capaz de sufrir en silencio las mayores vejaciones y palizas sin defenderse ni atacar. 

Juan es un mediocre pintor amargado, marido de Gloria, a la que no quiere y con la que discute y a la que humilla permanente. Pertenecía a una familia bien situada; de joven quiso ser militar pero al ser suspendido en el examen de ingreso en la Academia militar se enroló como voluntario en la Legión. Cuando se inició la guerra civil, igual que su hermano, con el que estaba muy unido, obtuvo un cargo de responsabilidad en la administración republicana. Se casó con Gloria por lo civil -un matrimonio que luego no sería reconocido por el gobierno franquista- y, siguiendo las indicaciones de su hermano, que era espía en la Barcelona republicana, decidió pasarse al bando nacional y combatir enrolado en el ejército de Franco. Entró en Barcelona en enero de 1939 con las tropas franquistas, pero no como un vencedor, sino como un hombre destrozado y desequilibrado por la experiencia de la guerra. Con una locura que no es como la inofensiva demencia senil de su madre, sino que se manifiesta a través de una desmesurada violencia pero que, igualmente, es consecuencia de odios, traiciones y horrores del enfrentamiento fratricida. La relación que ahora une a Juan con su hermano Román tiene su origen en el mayor odio que puede existir: el nacido de la guerra como consecuencia de defender cada uno una ideología diferente. Esta divergencia de opiniones políticas es un metáfora de las diferencias entre españoles y la causa de la Guerra Civil del 36.  A pesar de esta cruenta relación, que llega a momentos que parecen límite - Román tiene un pistola con la que invita a su hermano a que le mate- Juan siempre estará a la sombra de Román y en el fondo le seguirá queriendo. Se manifiesta en alguna ocasión a lo largo de la historia y, sobre todo, al final, en el momento que Román muere, lo que le produce una infinita desolación. 

Román, tío de Andrea. Personaje contradictorio, enigmático y atractivo que juega con ello para enamorar a las mujeres, desde siempre, y sin implicarse ni corresponderlas; el fondo siempre estuvo enamorado de la bella Gloria, la mujer de su hermano, con la que tuvo una fugaz relación durante la guerra. Es un virtuoso músico que no explota sus cualidades. Hombre cínico, vividor, estraperlista, querido y odiado, simultáneamente, por sus cualidades dialécticas y sus actuaciones controvertidas. Al principio de la guerra colaboró de forma clandestina con la insurrección franquista, lo que le llevó a desarrollar la labor de espía. Descubierto, fue encarcelado en las checas y, tras la victoria de Franco, fue liberado; amargado y nihilista, la vida le parecía insoportable y la felicidad de los otros, un objetivo a destruir. En el relato, es muy crítico y cruel con el entorno que le rodea. Román aparece como un demiurgo que controla desde arriba la vida de los habitantes de la casa y, en este sentido, la situación de su espacio doméstico, ayuda a crear la imagen que representa. A diferencia de los otros personajes, él vive en una buhardilla que se había hecho arreglar. De este modo, se enmarca su posición de privilegio frente a los otros, ya que, desde lo alto, ve  toda la situación con la distancia suficiente para dirigirla según sus oscuros designios. También se destaca su espacio por ser más acogedor y cálido que el de abajo, envuelto en una neblina de misterioso placer creada por los vahos del café recién hecho, del chocolate caliente y del humo de excelentes cigarrillos. Objetos que proceden del estraperlo, el mercado negro de la posguerra por ser imposible adquirirlos por medio de la cartilla de racionamiento. Por todo ello, Román tiene una doble vertiente que le da, por una parte un aspecto sombrío, lo que nos lleva a intuir su dureza de carácter que llega a la crueldad; pero también, encierra gran atractivo por todos los secretos que se le intuyen, su gracejo y su éxito rotundo entre las mujeres de la obra, que siempre acaba mal. Aunque su papel es secundario, en su entorno giran buena parte de las actuaciones del resto de los personajes y produce un desconcierto ambivalente en la protagonista, porque es su tío, pero no puede dejar de verlo, también, como un hombre atractivo.

La abuela, madre de Angustias, Juan y Román. Paraguas y pararrayos, capaz de dar cobijo a todo el mundo; mujer amorosa con demencia senil; consentidora para sus hijos, a los que adora y más estricta con sus hijas a las que fuerza a guardar las apariencias; oculta las rencillas entre los miembros de la familia, diciendo a cada uno las palabras que desea oír o dándole lo que necesita o cree que necesita en ese momento.

Antonia, la criada. Personaje gris de mirada perversa, celosa de su espacio que se permite torcer el gesto a todo aquel que no cumpla con sus expectativas. Secretamente enamorada de Román aunque nunca fuera correspondida. Es capaz de estar bajo sus órdenes sin las protestas que hace al resto de la familia.

Ena, compañera de Facultad  de Andrea con la que llegan a tener una gran amistad. Es el contrapunto de la protagonista, abierta, comunicativa, independiente, soñadora, abiertamente crítica con la sociedad, coqueta, que le gusta jugar con los hombres, dejarse querer a modo de seducción y en cierto modo, de sometimiento. Atraída por Román y finalmente vengadora, porque le devuelve los sinsabores que le había hecho vivir a ella, y a su madre en su juventud.  

Margarita, mujer burguesa madre de Ena, Acoge a Andrea con cariño, contenta de que su hija tenga a la chica como amiga. Da libertad a su hija porque ve en ella su reflejo frustrado de juventud y quiere para ella un futuro mejor. Conoce los secretos de su hija aunque ella no se los haya explicado. También Ena sabe de la frustración por su fracaso amoroso juvenil. De hecho, entre madre e hija hay una excelente comunicación y una gran complicidad. Quedó embarazada de la chica, sin querer ser madre, habiéndose casado con quien no amaba,  y la niña le transformó la vida y su manera de pensar.

Jaime, novio de Ena. Tiene 29 años. La quiere, igual que ella a él, pero la manera de entender el amor de uno y otro es diversa por lo que el chico se siente desconcertado ante las actuaciones de la joven. Tiene un papel muy secundario, pero bello,  en todo el relato.

Pedro Pons, como Ena, pertenecen a una clase acomodada de la ciudad. Es ingenuo y buena persona. Enseguida se enamora de Andrea, quiere formalizar una relación con ella y acercarla a su familia, lo que desconcierta y genera la distancia de la chica porque no le corresponde.

Los animales de la casa: Trueno, el loro y el gato.  Encontramos la presencia de unos animales que son imagen de de sus dueños, por su demacrado aspecto o sus gritos casi humanos. El perro Trueno parece seguir constantemente a la criada. Ambos  tienen dependencia y fidelidad ciega a Román. La criada siente una oscura pasión por el  hombre pero, por su aspecto poco atractivo, nunca será correspondida. Es tan fuerte la vinculación entre Antonia y Trueno por el vínculo que establece con Román que, cuando falte, ambos huirán juntos, compartiendo su desgarrador dolor. Otro animal inquietante es el loro, que repite, a gritos, las malsonantes frases de todos los miembros de la casa. Parecía ruinoso, como todo lo que le rodeaba.  El tercer animal es el gato que, con su aspecto, refleja el sufrimiento de estos seres, tan profundo que los va consumiendo por dentro, devorándolos y,  esto, obviamente, termina manifestándose físicamente.

Los espacios

La estación de Francia.  Andrea llega a Barcelona por tren. Lo primero que destaca es el bullicio del lugar y el olor a mar que le llega como distinción del de su procedencia. En el escenario de la estación se cruzan grupos de personas; la dinámica de la ciudad, en oposición al letargo del pueblo. Andrea aprende el lenguaje del espacio urbano. Observa que había "camalics",  mozos de cuerda que durante años se encontraban en las estaciones, en la Rambla o junto a los mercados, para trasladar sobre sus espaldas o en carros, los bultos o paquetes pesados de los clientes que lo solicitaban.
Estación de Francia, recién inaugurada en 1929.
La forma actual de la Estación de França tiene su base en la de esa época. El ingeniero ferroviario Eduardo Maristany, marqués de la Argentera hizo el proyecto inicial dentro de una estructura en forma de U con doble nave, condicionada por la curvatura de las vías de la antigua estación. Se hizo con doce vías con acceso al andén y dos de escape. Dos edificios para viajeros, uno nuevo y otro aprovechando la reforma del que había anterior. Ambos pabellones unidos por el acceso principal de la fachada. Contaba con muelles de carga, depósitos para locomotoras, puentes giratorios, cocheras, depósitos de carbón y otras dependencias al uso. Las empresas Maquinista Terrestre y Marítima y Material para Ferrocarriles y Construcciones ganó el concurso para su realización en 1924. La construcción del edificio para viajeros fue adjudicada inicialmente al arquitecto Pedro Muguruza. Pero, finalmente, el trabajo lo hizo Raimon Duran i Reynals y Pelai Martinez que mejoraron  la decoración y ornamentación interior del recinto con materiales como el bronce o el mármol. El 2 de junio de 1929  el rey Alfonso XIII inauguró la nueva estación, dos semanas después de la apertura de la Exposición Universal.  Además de su valor artístico, la estación contaba con importantes avances técnicos como enclaves eléctricos, toperas hidráulicas (que aún pueden verse) o corredores subterráneos para el tránsito de las mercancías. Durante la Guerra Civil sufrió graves daños, lo que llevó a reconstrucciones posteriores, generalmente parciales e insuficientes dada la envergadura del recinto.     
Universitat de Barcelona a mediados del siglo XX, desde la calle Aribau.
La Universidad de Barcelona. Es donde Andrea pasa buena parte de sus mejores momentos en los que está fuera de casa. A pesar de la situación de la universidad en esos momentos, le parece que es una puerta abierta para poder tener un poco de libertad. No podemos dejar de tener en cuenta que la dictadura franquista derogó la autonomía en 1939 y la universidad entró en una época de decadencia: su profesorado fue sustituido por otro afín al nuevo régimen, porque gran parte del anterior tuvo que exilarse, lo que ocasionó un periodo de crisis intelectual. A pesar de esa situación, Andrea gusta de asistir a las clases, de pasear por los claustros y jardines, de ir al bar del sótano. La imagen de la sede de la UB representada es realista, tanto en la novela como en la película y actualmente se mantiene, y podemos verla casi intacta.

Los orígenes de la UB se remontan principios del siglo XV, a la época de Martín I el Humano, que quiso otorgar a Barcelona El Estudio de la Medicina, pero hasta medio siglo después, en 1450, en el reinado de Alfonso el Magnánimo y previa bula otorgada por el Papa, no se inauguró la Universidad de Barcelona. En 1715, Felipe V ordenaba que se trasladara la sede, junto al resto de universidades catalanas, a Cervera (Lérida) para agradecer a sus habitantes el apoyo a Felipe de Anjou durante la Guerra de Sucesión Española. Allí estuvo unos 150 años. Volvió a Barcelona en el siglo XIX. En 1837 empezó su regreso a Barcelona, terminó en 1842. La Universidad de Barcelona era la única universidad en Cataluña. Primero estuvo en el antiguo convento de los carmelitas, en la calle del Carmen, pero mal estado de conservación del edifico tras los disturbios de 1835, requirió la construcción de una nueva sede, obra del arquitecto Elías Rogent. Empezaron las obras en 1863 y finalizaban en 1882. Era un edificio de nueva construcción, en el Ensanche; es el actual Edificio Histórico de la Universitat de Barcelona. Se impartían todas las clases menos las de medicina, que se daban en el Hospital de la Santa Cruz y, desde 1905, en el Hospital Clínico. Noventa años más tarde, en 1932, el gobierno de la Segunda República (1931-1936) otorgó a la universidad autonomía propia. Pasó a llamarse Universidad Autónoma de Barcelona (no era la actual UAB). La UB fue la única universidad de Cataluña y de las Islas Baleares hasta 1968, cuando se inició un proceso de fundación de las actuales. Ya antes, en los años cincuenta, la UB empezó a construir el Campus de Pedralbes (en 1957 se instaló la Facultad de Farmacia, la primera de ese nuevo campus), y después los de Sants, Bellvitge y Mundet

Calle Aribau en la primera mitad del siglo XX.
A la derecha el antiguo cine Royal, después Condal, junto a la UB.
La calle Aribau. La casa de la calle de Andrea está degradada, es caótica, fría, con espacios oscuros y algún rincón confortable. Situada en la calle Aribau, parece ser número 36 entre las calles Consell de Cent y Diputació y señala que ubicada en un primer piso, a unos escasos doscientos metros de la UB. Describe la casa donde nació Carmen Laforet el 6 de septiembre de 1921, según señala una placa conmemorativa, y donde se alojó cuando volvió a Barcelona después de la guerra a estudiar en la universidad. Se fundamenta en datos autobiográficos para crear el relato literario, lo que ocasionó algún disgusto familiar al ofrecer un retrato y, posiblemente, no del gusto que hubieran deseado. La genialidad de Carmen Laforet consiste en que ser capaz de convertir el piso de Aribau en todo un universo opresivo y claustrofóbico sobre el que se proyectarán los estragos y desastres de la Guerra Civil. En Nada no hay descarga de fusiles pero sí gritos de angustia, emitidos desde el interior del hogar.  La casa de la calle Aribau es la metáfora que recrea los odios de la guerra fraticida recién acabada, mostrados por medio de la permanente turbulencia entre el amor imposible entre los hermanos por las circunstancias que les rodean y el odio que se genera a causa de la rabia contenida entre ellos, con las peores consecuencias: resentimiento, violencia, terror, demencia, censura, silencio, miseria, escasez de esperanzas, falta de libertades, juego, prostitución, estraperlo, un hambre incapaz de saciarse nunca y muerte. 

La Vía Layetana  (Via Laietana) es en donde está la casa de Ena.  Pertenece a una clase media alta, y el espacio ratifica su situación; es luminosa y con lujos desconocidos, la antítesis de la de la calle Aribau. La propia calle que la acoge hace que le permita respirar mejor por su luminosidad, su aire marítimo que todavía puede respirarse, sus farolas, su elegancia de edificios, todo con un rostro amable más cercano a lo que Andrea buscaba. El ansia de belleza aquí se concede con más generosidad. Es un barrio de clase acomodada que sufre menos las penurias de la posguerra, porque sus moradores, posiblemente, han sido capaces de situarse más cerca de los vencedores, lo que ha hecho limar asperezas e inconvenientes. 

Català Roca, Via Laietana, 1940
En casa de Ena, Andrea se siente bien porque la familia le trata con cariño y, sobre todo, le calman el hambre crónica que permanente padece. En aquella casa tienen suficientes alimentos, posiblemente muchos de estraperlo, para su alimentación diaria e incluso para  invitar, en contra de la escasez y el ayuno permanente que sufre en su casa. Eso también le produce desasosiego por no poder corresponder al número de atenciones que, desinteresadamente le dan. No sabe que sus padres también agradecen la amistad de Andrea con su hija porque ven en su forma de ser y en su relación, una protección de la que carece Ena con otros compañeros, y que ellos no pueden ofrecer por las diferencias normales entre padres e hijos. 

El Barrio Chino,  (El Raval), es un lugar abierto pero claustrofóbico, situado en los márgenes de la sociedad, fuera del alcance y del control del régimen y, por tanto, libre de esa máscara de hipocresía con que el gobierno quiso ocultar la verdadera realidad de miseria y del dolor. Cuando llega Andrea siguiendo a Juan en búsqueda y persecución de Gloria, se verá envuelta en un torbellino de intrincadas pasiones de seres ruines, como le pasa en Aribau. Al llegar a ver aquellas calles, hace una analogía con lo que ha visto en casa. La narradora recurre a los recursos y a la enumeración de los mismos elementos que conformaban la descripción de su casa. Ve que estalla la violencia con peleas de borrachos, amenazas y gritos proferidos por horrendas mujeres que ríen como brujas y aullidos de espantosos animales que vagan enfermos por esas negras callejuelas.  
El vídeo que sigue: Se paga en el acto (1994) ilustra el entorno. Muestra  una secuencia de Barcelona, en el Barrio Chino, años 50. Es la historia de una venganza en la gris ambivalencia de un club nocturno. La chica-gancho debe sacar al tipo, con cuentas pendientes, al callejón donde le aguarda un matón. Está protagonizado por Sergi Mateu y Luisa Adam y fue nominado a los Goya como mejor cortometraje de ficción.

Un periodista, Paco Madrid, en 1925, bautizó el Raval con el nombre de Barrio Chino. Hizo un par de reportajes en el semanario de la revista “El Escándalo”, y llamó a esta zona, que tenía una leyenda de ser un barrio fuera de la ley, con el nombre de Barrio Chino. Parece ser que porque vio algunos chinos que vivían allí que vendían bisutería o, también,  que se basó en un libro de Miguel Toledano que hablando del del Barrio Chino de San Francisco, encontró en él ciertas similitudes, y lo comparó. Sin saber porqué, el apelativo triunfó. Se caracterizaba por sus lugares de parada de prostitutas y clientes y el símbolo de una época llena de miseria, de marginación y de pobreza; los beneficios partían de la base de ser un negocio cuyo producto se conseguía a causa de la miseria  y  la necesidad, en tiempos de insalubridad y epidemias, sobre todo de transmisión sexual.


La Catedral de Barcelona es otro lugar presentado por la narradora en sus paseos por la ciudad, en el que destaca encontrar la belleza que ansía. Le sorprende su elegancia gótica y su grandeza en medio del cielo azul mediterráneo. La obra fue iniciada por la Corona de Aragón, (Siglos XII y XIV) que en esa época iniciaron la construcción de la catedral de Barcelona, hicieron  la de Gerona y muchas iglesias parroquiales de Cataluña. 

El modelo de los proyectos más representativos tiene tres naves con deambulatorio, transepto marcado sólo espacialmente, y capillas entre los contrafuertes a lo largo de todo el perímetro. La catedral de Barcelona es la más fiel a este modelo porque se sigue el que fuera proyecto inicial. Las obras empezaron el 1 de mayo de 1298, con el obispo Bernat Pelegrí y en el reinado de Jaime II. Terminaron a mediados del siglo XV,  en tiempos del rey de Aragón Alfonso V el Magnánimo. Tiene planta con 91 metros de largo y 40 de ancho, tres naves y la cabecera con girola a la que se abren nueve capillas. Entre los contrafuertes se ubican dobles capillas; en los brazos del crucero se sitúan los campanarios octogonales y otra torre a los pies, evocando la posición de los clavos de Cristo en la Cruz. El interior es menos luminoso que el de Santa María del Mar. En el lado meridional tiene un claustro rectangular rodeado de 22 capillas, sumando con las 27 del interior del templo un total de 49 capillas. La fachada es la parte más reciente del edificio. Se construyó a fines del siglo XIX y principios del XX. El cimborrio tiene una altitud de 70 metros, enclavado sobre el atrio de la entrada principal. La fachada fue proyectada por el maestro Carlí en 1408 y continuada, siguiendo términos similares, a principios del siglo XX por el arquitecto José Oriol Mestres, gracias a la colaboración económica del señor Girona y sus hijos. En 1913 se concluyó el cimborrio, las torres laterales y la fachada principal con cinco puertas.


La Basílica de Santa Maria del Mar de Barcelona es otro de los lugares visitados y presentados por Andrea por el que muestra su fascinación. Conocida como la "catedral de la Ribera", es uno de los ejemplos más perfectos de la arquitectura de estilo gótico, por  la armonía en sus proporciones y la serenidad que ofrece el conjunto. 

En la Edad Media, los largos periodos de construcción de una iglesia, (frecuentemente más de un siglo), solían implicar cambios de estilo arquitectónico. Santa Maria del Mar de Barcelona es una excepción. Fue construida en sólo 55 años, de 1329 a 1384, es la única iglesia de estilo gótico catalán puro. Su estructura es de tres naves casi de la misma altura, con sobrias y altísimas columnas cada 13 metros de distancia, un espacio no superado por ninguna construcción medieval en todo el mundo. La impresión resultante es de una amplitud, elevación y ligereza sublimes, como si la gravedad se hubiera dado la vuelta y atrajera las piedras hacia arriba. Las numerosas ventanas con vidrieras juegan un papel importante en este sentido.  De la iglesia cabe destacar la vidriera de la Ascensión, en la Capilla de Santa María, y la del Lavatorio en la de San Rafael, así como el gran rosetón. Éste fue destruido durante el terremoto que hizo temblar Barcelona en 1428, y reconstruido a mitad del siglo XV. Si nos fijamos en el suelo, encontraremos sepulcros particulares y también sepulcros de cofradías y gremios de la Edad Media en Barcelona. Y es que esta Basílica de Santa Maria del Mar, obra dirigida por Berenguer de Montagut, fue el templo de los armadores y mercaderes de la Barcelona gótica.

La calle Montcada. Andrea llega a la calle acompañada de Pedro Pons y juntos van a la casa de Guixols que inscribe en la arquitectura del entorno. La calle Montcada es una de las más bonitas e interesantes de la ciudad antigua. Es un espacio urbano singular, bien conocido por los museos que alberga, y que ofrece un conjunto histórico bien conservado. Es el resultado de una larguísima serie de transformaciones históricas que muestran, quizás, mejor que en cualquier otro espacio de la ciudad, las características propias de la Barcelona de los siglos de la Baja Edad Media y de la época moderna. 

En muy pocos metros se concentran un buen número de palacios góticos y renacentistas, modernamente rehabilitados y la mayor parte de ellos habilitados como museos. Siguen el típico modelo gótico catalán, estructurados alrededor de un patio desde donde se accede a la planta noble por medio de una escalera. Tenían un huerto, que pasó a ser un jardín terraplenado a la altura del primer piso. Las ventanas de la época medieval se fueron sustituyendo desde finales del siglo XVI por balcones. En los estudios, situados en el descansillo intermedio de la escalera principal, los propietarios o los inquilinos, incluidos los nobles, dirigían sus negocios. En muchas casas había capillas situadas en la primera planta y no faltaban roperos en el segundo piso. Las chimeneas empotradas en la pared y la presencia de tapices, muebles y ornamentos de calidad mostraban un nivel de comodidad medio-alto. Las casas no eran construcciones unitarias, sino el resultado de distintas ventas y agregaciones a lo largo de su historia. En el siglo XIX, la transformación urbana llevó a las familias más acaudaladas fuera de la ciudad amurallada. La calle de Montcada inició su decadencia, y sus casas se utilizaron como viviendas de alquiler y, a causa de la proximidad del mercado del Born, también como talleres y almacenes.  En 1947 fue declarada Conjunto Monumental Histórico-artístico.

El Jardín de Miramar en Montjuïc. Andrea va con su amiga Ena y su novio Jaime, toman algo en la terraza mirando al mar del puerto. Miramar esta en la ladera de la montaña de Montjuïc que se había proyectado como espacio público para la Exposición Universal de 1929, desde allí hay unas hermosas vistas del puerto de Barcelona. Es un lugar eminentemente abierto y luminoso, que permite hacerles respirar. Lugar estimado y de paseo para turistas que visitan la ciudad. La montaña en su conjunto encierra muchos secretos históricos y situaciones de agresión militar a los barceloneses, por lo que siempre ha sido odiada y temida, a pesar de ser también amada por la ciudad, por los muchos beneficios recibidos. Hacemos un recorrido histórico por la montaña en donde Miramar, solo es un punto concreto del conjunto.

El puerto de Barcelona  Es el otro lugar que resalta Andrea en sus paseos por la ciudad. Lugar de salida y entrada por vía marítima. De aguas reposadas por los diques que la encajonan. No deja de hacer esa observación en algún momento. El puerto de Barcelona nació a la vez que la ciudad de Barcelona como un puerto natural situado en una playa que estaba entre una pequeña península que formaba la montaña de Montjuïc  y la antigua desembocadura del río Llobregat. Evidentemente, a lo largo del tiempo ha aumentado considerablemente su capacidad de alojamiento de barcas y barcos de diferente calado y con funciones diversas, tanto de transporte de mercancías como  de traslados y viajes de pasajeros.   
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En el plano que sigue, podemos situar los espacios en los que se sitúan las secuencias del relato de Carmen Laforet y que también recoge Edgard Neville en su representación cinematográfica.


Aunque parezca reiterativo, podemos ver, a continuación, un resumen de los espacios de la ciudad señalados en la novela, que las diapositivas muestran acompañadas de los textos de NADA que describen las características de las calles, plazas y espacios recogidos en la novela. Han sido desarrollados por Nastia Mishura del INS Serrallarga, y que agradecemos.

La autora, Carmen Laforet Díaz, una chica "rara". 
Carmen Laforet nació el 6 de septiembre 1921 en Barcelona, en casa de su abuela paterna, durante unas vacaciones escolares, porque sus padres vivían en Toledo, donde su padre era profesor en la Escuela de Maestría Industrial. Carmen fue la hija mayor de Eduardo Laforet y Teodora Díaz Medina, posteriormente nacieron sus dos hermanos, Eduardo y Juan. En 1923 su familia se trasladó a Las Palmas de Gran Canaria, por motivos laborales de su padre. A los trece años muere su madre. Su padre vuelve a casarse y ella no llega a tener buena relación con su madrastra. C. Laforet  sigue con su familia en Las Palmas hasta los 18 años, que decide volver a Barcelona, para estudiar Filosofía y Letras. Era el año 1939, recién terminada la guerra. Está tres años y no termina la carrera. En ese tiempo vive en casa de su abuela Carmen. Pronto se le despierta la vocación literaria y en 1940 publica unos cuentos en el semanario de Santander “Mujeres”. En Barcelona hace amistad con una joven refugiada polaca, Linka Babecka, reflejada en el personaje de Ena de la novela Nada. En 1942 se traslada a Madrid, se matricula en la facultad de Derecho sin culminar tampoco la licenciatura, y sigue con su dedicación a la literatura. En enero de 1944 empieza la redacción de Nada, que termina en septiembre. Su amiga  Linka le presenta al editor y periodista Manuel Cerezales, quien la animó a presentar la obra al premio Eugenio Nadal de novela, que se fallaría la noche del 6 de enero de 1945, que gana y, en mayo del mismo año sale publicada. La obra fue muy bien acogida por la crítica y será el primer gran éxito de librería de la época. En 1948 se le concederá otro premio, el Fastenrath de la Real Academia Española.
En 1946 se casa con Manuel Cerezales y consagra su vida a la familia.  Entre 1946 y 1950 nacen sus hijas Marta, Cristina y Silvia. En 1945 inicia una colaboración regular en la revista “Destino” y emprende la escritura de una nueva novela, La isla y los demonios, que saldrá en 1952;  en ese tiempo sufre una crisis espiritual que la reconcilia con la iglesia: hace pública su conversión al catolicismo. La revelación súbita del amor de Dios la novelará ella misma cuatro años después, a través de Paulina, en La mujer nueva en 1955 y en 1956 antologó su obra: Mis mejores páginas, publicadas por Gredos. En 1952 había nacido su primer hijo varón, Manuel y en 1957, Agustín. En 1956 abandona la fe que a la que se había sentido llamada unos años antes.  En1963 publicaba la novela  La insolación.  
Carmen Laforet 
En 1965 hace un viaje por EE. UU., del cual surgió un libro de viajes, Paralelo 35 y en 1970 publicaba la recopilación de cuentos  La niña y otros relatos. Ese mismo año se separa de su marido Manuel Cerezales.  Posteriormente huyendo de la fama literaria de Nada se establece en el barrio romano del Trastevere (1975-1979) y a su regreso a España se instala en Santander sin participar en la vida cultural del país. El silencio continuado de C. Laforet, primero de 1945-52 y luego desde 1963, en lo que a novelista, delata la tibia acogida por la crítica a su obra posterior a Nada. La autora se ve sobrepasada por el éxito de su primera novela y decide acotar el territorio de su vida privada con el silencio. De hecho Juan Ramón Masoliver había dicho en 1946: “Lo que en Nada se ventila es tan inmediato y tan real que bien pudiera constituir la obra única, la gran obra de su autora”. Sus cuatro novelas tienen una relación evidente con su propia biografía. Nada está marcada por el paso a una vida nueva y la salvación en ella; y su segunda novela, La isla y los demonios,  sitúa su acción en Gran Canaria entre noviembre de 1938 y junio de 1939. Esto nos dice que C. Laforet aprovecha sus recuerdos juveniles de Canarias como material narrativo. La mujer nueva narra el nacimiento a una nueva vida,  a la de la fe católica, periodo de su conversión al catolicismo; y, por último, en La insolación recoge sus experiencias de adolescente y el paso a la madurez; si bien en este caso el protagonista es un chico, Martín Soto. La Insolación, era la primera obra de una trilogía -Tres pasos fuera del tiempo- Las otras dos eran Al volver la esquina, que envió a la censura en 1964 pero la retiró sin querer publicarla y tras su muerte el año 2004, sus hijos la editaron y Jaque mate, que no llegó a escribir nunca.  

La película 
Nada (1947), dirigida por Edgard Neville, tuvo problemas de distribución. La película estuvo censurada y se recortaron 34 minutos, lo que condujo a un desprestigio del film. Las actuaciones de Félix Navarro, María Bru y Rafael Bardem desaparecieron de la película. La mayoría de las escenas de exteriores rodadas en Barcelona también se eliminaron. 

El deambular o la dispersión de Andrea que se palpa en la novela son aspectos destacados en la película, pero no se adentran en su significado, por lo que no llegan a transmitir la percepción o los sentimientos de la protagonista al espectador, como sí lo consigue el relato literario. La Andrea de la película no transluce su psicología compleja presente en la novela, transmite su aventura pero simplificada y sin ahondar en los verdaderos sentimientos que tiene en el relato literario; el personaje es más provinciano de lo que te imaginas del ideado por Carmen Laforet. No es la chica moderna que permite imaginar. Sus silencios hacen que parezca una espectadora apocada.  Aún con todo, el guión es muy fiel a la novela y la mayoría de los diálogos son los mismos, con elipsis, pero miméticos. Sin embargo, el conjunto queda desvirtuado con respecto al relato literario que tiene mayor número de lecturas y profundiza más en la psicología de los personajes o en el valor representativo de los espacios. Seguramente, los tiempos no eran fáciles para mostrar  dramas como los que se traslucen en la obra literaria para un público espectador y optaron por reducir la tensión narrativa.



Las secuencias iniciales de la versión cinematográfica, dan unas pinceladas de los personajes principales de la obra. La narradora sigue siendo la protagonista que ahora es como la cámara  que mira, ve y graba. La película empieza con la bajada del taxi y la entrada en la escalera donde sube al primer piso, en la calle de Aribau nº 36. Los sueños que la han guiado hasta allí chocan con una realidad de paredes desconchadas y falta de luz. Ha de iluminar la subida con una cerilla encendida. La versión cinematográfica muestra especial atención a la atmósfera mostrada en el libro de Laforet. Al abrirse la puerta se encuentra con la abuela. Su recibimiento ya es desconcertante porque la mujer, desorientada, la confunde con Gloria e, inmediatamente al identificarse la chica, le da su amorosa acogida.  Luego aparecen unas figuras tristes y casi fantasmales por las sombras y falta de luz en las que se ven envueltas. Un personaje que se ajusta a la descripción de la autora es Angustias, crucial para poder contraponerla a la protagonista. Es la madrastra que siempre arrastra Laforet a todas las obras  y reconocida, en esta, en la hermana; veladora de las esencias éticas, religiosas, dominadoras en definitiva,  aunque con una doble vida. 

La primera salutación de Angustias a la chica ya es adusta y autoritaria. Tiene unas palabras iniciales antipáticas, preludio de lo que va a seguir haciendo para cumplir la autoexigencia de ser la guía de la muchacha en la ciudad; por lo que, desde un principio, le señala que ha de obedecerla y dejarse acompañar por la ciudad y, ademas, debe agradecer todo aquello que haga por ella. Cuando Angustias decide irse de casa dará vía libre a la protagonista para vagabundear por la ciudad, para ocupar y situarse en su habitación  y  para, en definitiva, descubrir a sus anchas. Este aspecto muy significativo en la novela, en la película no hay comentario a esos descubrimientos, a la  llegada de la libertad que reencuentra. 

También, aparecen desde el principio Juan, hijo de la abuela de Andrea que tiene momentos significativos en los que muestra su frustración, su desorden mental su incapacidad por dominase ante su mujer Gloria y evitar comportarse como un agresor que ejerce una violencia física o psicológica contra ella. Pero sus actuaciones son breves y elípticas respecto a lo recogido en la novela. Es significativa la huida que hace, enloquecido por los celos, de noche, para perseguir y encontrar a su mujer que se ha ido a casa de su hermana al Barrio Chino con el fin de conseguir algo de dinero por medio del juego y así poder sufragar las medicinas  que necesitan para sanar a su hijo. Él se cree que va a ejercer la prostitución y parece perder la razón a causa de los celos y de la rabia que por esa sospecha infundada, siente.

Gloria es una bella muchacha con la que Andrea intima más que con el resto de la familia por ser joven también, por ser una parte externa de la familia, por sufrir todas las agresiones posibles en aquella casa: De Juan, su marido, de Román con el que ha tenido una fugaz relación amorosa durante la guerra y que ella no quiere continuar y de Angustias que la considera una mujer poco respetable. Román sigue secretamente enamorado de Gloria y tener que aguantarla rodando por casa es una situación insoportable que le exaspera y le hace ser agresivo con ella y con su hermano.

Román, el personaje más atormentado,  misterioso y atractivo de la novela por su complejidad, también cumple ahora su papel en la versión fílmica. El actor Fosco Giachetti consigue representarla psicología del tío frustrado de Andrea. pero como ocurre en el conjunto, no consiguen el punto al que llegan en la novela. Quedan demasiadas elipsis que en la novela están más expliciatadas para satisfacer la curiosidad del destinatario. 
Román en su bohardilla, junto al piano,  con Andrea  
Andrea se siente de inmediato atraída por el mundo interior de su tío porque ve en su vida y sus movimientos el espacio de liberación que desea. La música, el tabaco, el vivir apartado de la casa, los objetos cargados de otros mundos que se escapan a las limitaciones de los de “abajo” gobernados por Angustias.  Román es el reverso de su hermano, Juan. Román inteligente, Juan torpe. Román ilustrado y selecto, Juan burdo. La capacidad artística de Román que por desidia o parálisis circunstancial no desarrolla, es  igual a la falta de talento de Juan que se esfuerza por pintar con resultados muy mediocres. Por todo ello, la relación entre ambos es de tensión constante. Tanto Juan como Román  aparecen representados en la película fieles a la descripción que el libro ofrece,  pero más pobres y estereotipados, con menos matices.  El final de Román  es mucho más dramático y conmovedor en la novela. El de la película está distorsionado respecto a su personalidad;  es más estentóreo pero menos consecuente con su psicología y manera de actuar.

Ena suponen el contrapunto  de la protagonista. Tiene todo de lo que carece Andrea, buena posición, es guapa, tiene libertad para hacer lo que desee, es caprichosa, pero con buen fondo y capaz de ser una amiga excelente. Su aparente frivolidad poco a poco adquiere sentido a lo largo del relato. Las actrices que representan a Andrea (Conchita Montes) y Ena (María Denis) no justifican las pulsiones entre las dos amigas. En la novela, Ena está mitificada por Andrea, le concede una luz de la que carece la Ena de la película, no porque su actuación menoscabe al personaje, sino porque Conchita Montes, que no cumple las expectativas de la Andrea literaria, sobrepasa a la belleza y gracia de Ena cinematográfica y crea una antítesis poco comprensible. La secuencia que sigue permite identificar los rasgos más sobresalientes de las dos chicas.

Para terminar,  presentamos las secuencias iniciales de la mirada cinematográfica, con los personajes de la casa y los espacios interiores en los que se muestran las penurias y desarreglos de la mayoría de personajes de la obra, sin dejarnos a Antonia, la criada perversa también llena de frustraciones y con una mirada que escruta a todos y a cada uno de los miembros de la obra.


    Nada,  Edgard Neville (1947)  FlixOle  (Puede verse la película completa)
  • Sugerencias didácticas 
  • La lectura de Nada de Carmen Laforet  es atractiva y sugerente porque permite ver la ilusión  de Andrea por llegar a Barcelona y lo que se encuentra, en un entorno cerrado y opresivo como es el de la casa de la abuela y en otro más abierto, el de la calle, la universidad, etc. Juntos y comparados  expresan muchos matices. Del  conjunto  se pueden analizar variados aspectos:

    • Los personajes: La personalidad de Andrea y su opuesta Ena, por el origen,  su carácter, su actitud ante la vida. Su comportamiento resepecto a  los otros personajes.  Pueden señalarse sus semejanzas y diferencias.
    • Los espacios señalados. Pueden buscarse  en un plano de la ciudad,  si existen en la actualidad así como su correspondencia o no con lo presentado en la novela.
    • El tiempo contenido.  Sus características históricas y sociológicas.
    • Las características formales de la novela. Modo narrativo, papel del narrador. El análisis del tiempo contenido.
    • La autora, su biografía. Semejanzas y diferencias con el personaje de la obra, NADA.
    • El relato aporta muchos datos de la sociedad de esa época relacionados con las formas de vida, costumbres, etc.
    • Se presentan dos situaciones sociales bien diferenciadas que se distinguen fácilmente. Se pueden hacer listados de las diferencias  contenidas y lo que las iguala: En las relaciones familiares, en el trato hacia la mujer, en el ámbito domestico y su reconocimiento, en papel que tiene el hambre en los dos contextos, etc. 
    • Una vez hecha la lectura, análisis y comentario de la novela, se puede comparar  con la película propuesta para ver las diferencias contenidas. La presentación de la película servirá para motivar su visión. Puede hacerse una breve alusión a:
    ·      El director
    ·      Los actores
    ·      Los personajes
    ·      El espacio y el tiempo en que se presenta la ficción.
    ·      La fotografía
    ·      La música.
    ·    Después de ver la película, pueden ser los espectadores quienes empiecen a opinar sobre lo que han visto.
    Resumen de los elementos más importantes.
    • ¿Qué es lo que más ha impactado?
    • Importancia concedida a los aspectos estéticos: la imagen, la acción de los personajes.
    • ¿Qué papel juega la música en la película?
    • ¿Qué emociones suscita la historia?
    • ¿Qué valores se destacan?
    • ¿Qué se denuncia?
    • ¿Cómo se conectan a la película amor, humor y horror?
    • Se presenta una situación lógica?
    • ¿Qué pretende mostrar la historia relatada?
    • ¿La historia es optimista o pesimista?  
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    Para saber más.